EL PUEBLO DE WACKEN
Una de las cosas que hace único a este festival, es el espíritu festivo que se vive en todo el pueblo de Wacken, algo que no sucede en ninguno de los otros festivales que tuvimos la oportunidad de conocer el pasado 2013.
El pueblo de Wacken y sus lugareños, se preparan para recibir a la gigantesca horda de chascones, no sólo en las dependencias del festival, si no también en los jardines de sus casas y en la que sea –quizás- la única calle principal de este pequeño poblado.
Aquí nos encontraremos con jardines de casas convertidos en pequeños bares y biergardens, casas rodantes y campers que servirán desayunos y venderán sándwiches a toda hora (¡Un deber es probar el sándwich de pescado!), stands y carritos que te proporcionarán jellyshots y cortos de los más variados tragos, niñas vendiendo cupcakes, abuelos metaleros vendiendo completos kits de campings, y otros tantos haciendo parrilladas y cocinando los más variados dulces y postres alemanes. Todos los precios que se manejan en el pueblo son bastante más bajos y accesibles que los que encontraremos dentro del festival, así que vale la pena darse más de una vuelta para abastecerse.
En este lugar encontraremos además, el único supermercado existente, que en rigor es un minimarket que aún no entendemos como lo hace para poder atender la demanda de más de 70 mil sedientos bangers. Un dato no menor, es que en este sitio te darán dinero si reciclas tus latas de cerveza, así que conviene mucho juntar esas latas para luego tener unos euros extras (para gastar en más cerveza, obviamente).
Fuera del super, unos niños en triciclos y carritos esperan para poder a ayudar a los chascones a transportar sus cajas de cervezas a las dependencias del festival, por la “módica” propina de 10 euros (aunque esta propina es totalmente negociable).
Otras cosas que encontraremos en el poblado de Wacken, será un cajero automático, tiendas de recuerdos, la iglesia del pueblo (que se convierte en un escenario para un par de grupos inclusive), el centro de informaciones, donde podremos adquirir merchandising y programas con los horarios de las bandas, además de pequeñas agrupaciones itinerantes que se pasearán tocando covers hilarantes de clásicos del rock.
En definitiva, la hospitalidad y preparación de los lugareños es algo que sorprende y que te hace sentir en casa a todo momento. Siempre te sientes bienvenido, y tienes la seguridad de que podrás encontrar todo lo necesario para tener una buena estadía en esta semana llena de metal. Algo que de verdad se extraña cuando después te encuentras en otro festival.