Quizás es un tema de identidad nacional, pero al parecer ya es parte de nuestra cultura como país el rendir tributos. Año a año se le rinde tributos al carismático Salvador Allende, y desde que murió, al controvertido Augusto Pinochet. Tributamos a los héroes de la guerra del pacífico y de aquella guerra su batalla ícono: el combate naval de Iquique. Podría seguir infinitamente contando las innumerables expresiones de tributo que se dan en nuestro país, pero seguramente la que nos es más cercana es la que mas ronchas saca, y por lo mismo la que mayor discusión genera. Hablo de las bandas tributo.
La emergencia de los Tributos
Creo hablar por muchos cuando digo que, de un día a otro, los tributos empezaron a tener más oportunidades que las bandas que no tributan a nadie excepto a la creatividad y a la música. Semana a semana mi correo se llena de spam que promociona tocatas de bandas tributo, que en mis años mozos no solían tener espacio más allá de kermeses o completadas bailables. De pronto, y sin mediar aviso, los carteles de cada tocata a la que podías asistir sufrieron el asalto de bandas que dicen ser tan fanáticas de un artista, que les es irremediable tributarlo en forma de banda, de carne y hueso, o más bien dicho, en forma de guitarra, bajo y batería. Estamos claros, es una postura más que aceptable y respetable, pero: ¿hasta qué punto?
A título personal, el tema en cuestión tocó fondo y terminó por sacarme los choros del canasto luego de que, en un conocido portal nacional, se publicó la noticia de una nueva venida del virtuoso Ritchie Kotzen a nuestro país. ¿Pero que tiene esto de malo? Nada, excepto que, tal como dice la noticia publicada, Kotzen estará acompañando a una banda tributo a Poison, y para peor estará encargado de ABRIR el show. Para el que no entendió, Kotzen será TELONERO de una BANDA TRIBUTO. ¿No será como mucho? Por ésto, dejo la pregunta abierta, ¿es que acaso estamos en el punto en el que la parrilla de bandas originales, como se les suele llamar casi despectivamente, se ha vuelto tan pequeña que hace inexorable la invitación a bandas tributo a formar parte de shows internacionales?
Para contestar la pregunta, quiero ponerme en ambos bandos. Por parte de las bandas tributo, la tesis que más suena para defender su postura se basa en que los integrantes de las bandas tributo forman parte de éstas porque quieren rendirle tributo a su bandas preferidas, pero además, porque no tienen el tiempo disponible como para llevar sobre sus hombros toda la responsabilidad que tiene consigo una banda con material propio. En palabras de los mismos integrantes de las bandas tributo, el tiempo requerido para la composición de temas propios les es negado por las responsabilidades inherentes a una sociedad como la de hoy en día. Un argumento más que válido, pero completamente rebatible, ya que partiendo de la premisa que se plantea por parte de los integrantes de las bandas tributo, estaríamos parados en un punto en el cual ninguna persona, excepto los músicos profesionales y autosuficientes, tendría el tiempo para dedicarse a la música. Esto, porque no es nuevo para nadie que la gran parte de los músicos de nuestro país deben dividirse entre la música y alguna actividad extra que les entregue los ingresos necesarios para subsistir, o sea, la mayoría de los músicos sigue teniendo aquellas responsabilidades a las cuales apelan los integrantes de las bandas tributos, y aun así se las arreglan para componer su música, ensayarla y tocarla en vivo. Un trillado refrán versa “más vale tarde que nunca”. Por lo mismo, el mensaje es que aunque el proceso de composición de una banda demore un mes, un año o diez años, lo valorable de aquello es que tengan las agallas para hacerlo público, tocarlo y promocionarlo.
Otro de los argumentos que suele darse en la discusión, es que la música actual ya no es como la de antaño o peor aún, que la música chilena es mala, derechamente. Un argumento chaquetero y poca cosa desde la médula. Me faltan dedos en las manos para contar la cantidad de bandas que siendo originales y chilenas, tienen composiciones y producciones notables, y si tuvieran el mismo espacio y las oportunidades que las bandas tributo, estarían más que satisfechas. Aquí mismo, en Collapse, trabajamos con la esperanza de que todas las bandas que merecen un espacio en nuestra escena sean tomadas en cuenta, y además apoyamos a todas aquellas que ya son parte activa de esta escena y no solamente aportan, si no que la hacen más grande y notable. Entonces, nuevamente, el argumento entregado carece de fundamentos sólidos y realistas.
Otro argumento que suelo escuchar habla de la posibilidad “de ver en vivo los temas de la banda a la cual no pude ni podré ver jamás”. Death, Pantera, Bathory, etc. Todas, bandas en las cuales un integrante nos ha dejado por una mejor vida y por tanto, dejaron de existir como bandas. Está claro, la posibilidad de verlas en vivo ya no está, pero es que acaso no sería mejor juntarse con unos amigos, en torno a unas refrescantes cervezas a ver alguno de los registros videográficos de estas bandas para gozarla como tal, o quizás, escuchar cualquier disco de estas agrupaciones a un alto volumen y con audífonos. La última vez que vi a una banda tributo justamente fue a una que tributaba a una de las bandas antes mencionadas, y decir que la presentación fue mediocre y muy lejana de lo que una banda como las antes mencionadas merecería sería decir mucho. Es más, creo que los finados deben de estar revolcándose en sus respectivas tumbas viendo como destrozan sus temas y los hacen ver a la mitad del potencial que poseen. Entonces, eso de “ver en vivo los temas de la bandas a la cual jamás podré ver” solo sería una excusa cuando la banda tributo en cuestión tenga la calidad musical e interpretativa necesaria para que esta experiencia fuese como “cerrar los ojos y creer que estoy viendo a la banda de verdad”. En este sentido, la calidad de las bandas tributo es un tema aparte, y siendo bien sincero y objetivo, creo que podría contar con una sola mano a las bandas tributo realmente buenas que he podido ver. La mayoría, no sale del montón.
Otro argumento dice que el metalero chileno por lo general va a las tocatas solo a emborracharse, dar jugo y molestar; y que por esto mismo no vale la pena organizar tocatas. Si mis cálculos no están malos, en casi la totalidad de los conciertos (con bandas internacionales como cabeza de cartel) a los cuales he asistido en mi vida, he visto a chascones botados en el suelo de tanto empiparse brebajes espumosos de color amarillento, o en su defecto, a otros chascones dando cantidades monumentales de jugo en la fila, al entrar al concierto o también dentro del mismo recinto del concierto. Entonces, que una tocata sea ocasión exclusiva para quedar como piojo no deja de ser otra mentira del porte de un buque. Por lo general, estamos en un país en el cual el carrete gira en torno al trago y por tanto, esta excusa solo se refiere a términos culturales pero a nivel país, no a nivel “metalero”. Entonces, tenemos otro argumento sin bases muy sólidas, por que donde vayas a carretear vas a ver a gente jugosa, borracha o arriba de la pelota.
Ventajas competitivas y otras hierbas
Sumando y restando, tenemos que todos los argumentos que suelen darse en esta discusión carecen de bases bien fundamentadas o comprensibles. Quizás esta visión es sumamente macro y sesgada por mi infundado odio contra este movimiento, si es que se le puede llamar así; pero creo que en este sentido se pueden generar instancias de conversación y convivencia entre el movimiento pro bandas originales en conjunto al movimiento pro bandas tributo. De cierta forma, quienes asisten tanto a tocatas de bandas originales como quienes lo hacen a tocatas de bandas tributo tienen como premisa principal el gusto por el Rock y el Metal, por lo que al fin y al cabo estás apuntando al mismo público. ¿Qué le cuesta a los productores de las tocatas tributo invitar aunque sea a UNA banda con material totalmente original a ser parte de uno de sus shows? No creo que mucho.
Pero a no olvidarse de lo más importante. En su gran mayoría las tocatas constituyen un negocio para quienes las organizan, y por esto mismo, es el mercado el que manda. Si el mercado demanda música de bandas completamente originales, entonces quién ofrezca este “producto” tendrá ganancias aseguradas. Pero lamentablemente, estamos en el punto en que la gran mayoría del mercado, los metaleros, demanda en su mayoría a las bandas tributo, por lo que si no hasta que el mercado deje de requerirlos, seguirán existiendo. Al fin y al cabo, es casi lo mismo que lo que fue el Axe o que ahora es el Reggaeton, una moda creada para un mercado que lo demandaba. Y claro, jugando con las leyes del mercado, aquí el que sale ganando es el que tiene mejores condiciones, o sea, las bandas tributo. Ellos no componen, ellos no tienen necesidad de grabar su material ni tampoco tienen necesidad de hacerse promoción. Las composiciones les son completamente ajenas, el material que necesitan para mercadearse ya fue grabado por el gigante al cual están tributando y con solo poner el logo de la banda a la cual tributan en los flyers de las tocatas ya tienen comprada a buena parte del público. Por esto es que las bandas originales tienen buena parte de la batalla perdida. Es imposible ganarle la carrera a un corredor que te lleva zancadas de ventaja en una carrera a 100 metros planos, y salió antes de que sonara la chicharra.
Finalmente, y para no cerrar el tema sin proponer una solución a este molesto conflicto que ya viene sucediéndose hace un buen tiempo, y de forma bien personal, propongo algunas medidas que creo sirven para ambos lados: Primero; que los encargados de producir shows de bandas tributo se la jueguen con bandas originales, porque buenas bandas hay de sobra en nuestro país y solo hay que darse una cuantas vueltas por los MySpace de bandas nacionales para ver que el producto en bruto está ahí. Segundo; que los productores de tocatas de bandas originales le den un valor agregado a estas tocatas, de forma que sean más competitivas dentro del abanico de posibilidades que un chascón pudiera tener en su tanteo de carrete diario. Y formas las hay: regalar discos, poleras, ofrecer concursos, poner a algunas cochinas a bailar en el escenario, ofrecer entradas con cover, etc. Tercero; nunca he visto ni he sabido que en una tocata de bandas tributo sea vea gente repartiendo flyers de tocatas de bandas originales, ni viceversa. Como dije antes, estamos en un mercado que claramente muestra inclinada la balanza hacia quien ofrece el producto que el mercado demanda, pero ¿no se supone que la idea es venderle mi producto a mi cliente? Cuarto; invitar a las bandas tributo a jugárselas por mostrar material completamente propio, como ya ha pasado con algunas bandas que partieron como tributos y ahora, en un giro totalmente diferente, muestran material original y se la juegan por su música, porque “El que no se atreve, no cruza el río”.
PD: Por ahora, dejaré el tema hasta aquí y en base a lo que escriban y opinen sobre esta primera parte de la columna haré una segunda parte, tocando los temas y puntos que se me fueron para esta ocasión y así analizar el tema desde todas las aristas posibles. Desde ya, llamo a quienes vayan a opinar en este caso a debatir de forma madura y seria, porque creo que un tópico como este no da en ningún caso para la chacota.