Antes de iniciar este pequeño espacio de opinión, lo primero es agradecer a Collapse la oportunidad de participar en su pauta de contenidos editoriales. Realmente es una muy buena forma de poder plantear ciertos temas y visiones sobre el acontecer de la denominada “escena” local.
El tema en particular que nos convoca esta vez dice relación con los shows de metal a lo largo del país. Sin duda alguna, la ocasión por excelencia donde el movimiento metalero local demuestra que sigue vivo y pujante, reinventándose, cimentándose y pavimentando una senda que cada vez tiene una mayor cuota de proyección hacia otras latitudes.
Por una parte –indudablemente- están las bandas, parte fundamental de todo el asunto, junto a ellas , y de no menor importancia, el público asistente y en la otra arista: quienes producen un show.
“La ecuación es bastante simple. Si vas a producir un show, debes entender que te haces cargo de una “producción”, por ende de todo lo que ello significa, donde la idea es que no queden cosas al azar y donde tu respetas al público y a quienes llevan a ese público, es decir: las bandas”
Sin duda el rol de los productores de los conciertos no es menor si pensamos en que ellos se llevan la gran parte de los costos asociados a levantar un evento, entiéndase esto como publicidad, local, amplificación, honorarios de bandas, etcétera.
Es en este punto donde vale la pena destacar el crecimiento que ha tenido esta “ocupación” en el último tiempo, con gente que se la juega de buena forma por ofrecer recitales de calidad donde el público que paga su entrada puede darse por satisfecho ante un evento bien producido.
Hay muchas personas que hacen muy bien su trabajo en ese sentido, no solo localmente hablando por Santiago, sino que también en muchas ciudades a lo largo del país.
Es en ese punto donde el público (lentamente, hay que reconocerlo) ha puesto un poco más de confianza en los recitales (que no sean los mal llamados “tributos” que de tributo nada tienen, solo bandas de covers, muchas veces mal ejecutados) y asiste apoyando a las bandas y –de paso- a quienes los producen.
Este puede ser un síntoma de que las cosas se están haciendo de buena manera y que lentamente está quedando atrás la tristemente célebre imagen del “productor chanta”.
Sin embargo, y como en todo orden de cosas, aun quedan ciertos resabios de ese tipo de “productoras” que protegiéndose en discursos como el manoseado amor al metal se escudan para hacer las cosas a medias, dejando muchas veces con un sabor amargo a quienes asisten a apoyar los conciertos.
Eventos que empiezan tres horas mas tarde de lo publicitado, con condiciones de sonido deficientes, con backlines armados a medias, con “pagos” a las bandas y su staff en un par de pilseners (de algo de ayuda para transportarse ni pago de un sonidista ni hablar), terminan afectando el desempeño de las bandas y la percepción que el público tiene de ellas, transformando todo en un gran problema, más que en un evento con el cual se pretendía apoyar a la música y/o recuperar las lucas que ellos mismos pretendían obtener.
La ecuación es bastante simple. Si vas a producir un show, debes entender que te haces cargo de una “producción”, por ende de todo lo que ello significa, donde la idea es que no queden cosas al azar y donde tu respetas al público y a quienes llevan a ese público, es decir: las bandas.
Si se quiere seguir profesionalizando esto, hay que cambiar un poco ese switch de que cualquier intento de armar algo es una “productora”, la pega es harta y si no eres capaz de lidiar con ella, mejor busca apoyo en gente con experiencia y así todo saldrá impecable.
Afortunadamente cada vez se ve más que ese tipo de eventos van quedando atrás y eso es porque los propios asistentes a los conciertos están haciéndose respetar mucho más como público, exigiendo más y siendo mucho más críticos.
Mientras quienes gustan del metal –bandas y público- sigan haciéndose respetar, esto seguirá avanzando y cada vez los conciertos y tocatas estarán mejor valoradas, con más locales que se atrevan a abrir sus puertas al metal si ven seriedad en quienes organizan, etcétera.
Ese recambio en la mentalidad está en marcha, solo resta seguir trabajando para que se fortalezca y esto sea cada vez mejor.