Live Review: ENGL G3 en SCD Vespucio

No es el primer show con el mote “G3“, es cierto. Pero fue el primero que consiguió reunir a 3 de los mejores exponentes del progresivo instrumental, endorsados por la prestigiosa marca de amplificadores ENGL. En un principio, pensado como un show de y para guitarristas, terminó congregando a lo que es una verdadera familia, donde la amistad y el amor por la música y las 6, 7 e incluso 8 cuerdas, consiguieron llenar todos los asientos, como pocas veces se ha visto.

Hidalgo: Entre el prog, el metal y el folk

20 horas y 5 minutos, Gabriel Hidalgo comenzó con “Infrangilis”, luego “Sempuray” y un excelentísimo “Lancuyen” demostrando lo nuevo del virtuoso músico, quien ha conseguido profundizar el trabajo realizado en Yupaychay, consiguiendo una mezcla perfecta entre el folk y el progresivo. Las voces de Cler Canifrú sonaron más que espléndidas junto a la cálida compañía de Mauricio Nader y Pablo Stagnaro.

Y ya que hablamos de folklore chileno, escuchamos “Alturas”, el cual comenzó un poco débil, pero que en cosa de segundos agarró ritmo. “Mato Grosso” y “Waterfall” hicieron lo suyo ante la respetuosa y atenta mirada del público. Hidalgo no dejó de agradecer en todo minuto al respetable, “nosotros disfrutamos el poder tocar ante ustedes”, afirmó para luego tocar “Snowboard Frenzy!!!”, donde vimos el climax del virtuosismo del actual Sadism.

Ya hacia el final hace arribo un invitado de honor. Y más que honor. Sergio Domínguez arribó entre aplausos para preguntar “¿Son metaleros de verdad o son de cartón? Así que todos de pie, los quiero cabeceando” para luego cantar “Cowboys from Hell”. Debo confesar que -teniendo prácticamente la formación clásica de Six Magics (Hidalgo, Stagnaro, Nader, Domínguez) extrañé – y puedo pecar de iluso – algún tema clásico del Secret of an Island. De todos modos Panqueque se lució con un buen final.

“Somos Hidalgo“, dijo el frontman, agregando “bueno, ellos, yo estoy de colado”, recibiendo aplausos y risas por parte de una SCD que estaba casi llena a esas alturas.

Erick Ávila: Una propuesta distinta

Luego fue el turno de Erick Ávila, quien también viene presentando un trabajo con influencias de corte folklórico, aunque con un corte más ortodoxo en comparación a lo presentado por su anterior colega.

Todo comenzó con la potente “Biensfield” y “Maipo”, de su disco Oblivion. Una buena inyección de energía. Lamentablemente el sonido no estuvo de la mano de Ávila durante los primeros minutos, su guitarra sonaba a ratos demasiado estridente. “La cumparsita” y “Todos Juntos” fueron un gran acierto del también líder de Six Magics. Estas versiones dieron un respiro al evento. Erick ha conseguido refrescar este género y, por cierto, acercarlo a las nuevas generaciones, muchas veces ajenas a los sonidos andinos.

“No podemos tocar temas de Six Magics, sin la estrella“, afirmó, mientras ingresaba Elizabeth Vásquez para completar lo que también es la actual formación del quinteto. “Falling Angels” y “They” sonaron, aunque la última con problemas técnicos, pues Erick tuvo problemas con su guitarra, los cuales mermaron el pasaje de los seis mágicos.

Vásquez se dirigió al público agradeciendo “el apoyo a las bandas chilenas, especialmente a las bandas instrumentales” y anunció su despedida con un joropo chileno, “Sube a Nacer Conmigo hermano“, sonó espectacular, incluso hubiese preferido escuchar más covers con este perfil antes que los temas de Six Magics, los cuales consideré prescindibles para el show que estábamos presenciando.

“Vica” nos devolvía a Oblivion, uno de mis temas favoritos del disco el cual sonó muy bien, no por nada Ávila se notó muy cómodo tocando junto a sus compañeros de banda. El show terminó con dos composiciones propias, una cueca y un tango. La primera fue acompañada de “La consentida”, otro clásico del folklore chileno, donde fue gracioso de ver a Vicente Salucci (guitarra) cabeceando una tonada de esta índole al estilo de Tom Araya.

Finalmente sonó un tango, de composición propia de Ávila, con la sorpresa de la agradable compañía de Andrea Zúñiga y Rubencio Cadín como pareja de bailarines, la cual me recordó los mejores tiempos de Six Magics y el DVD, Dead Secrets. Un bis para este tango a favor de recoger más material gráfico en fotografía y video cerró un show distinto y muy entretenido. Aplausos cerrados.

Lechuga: Virtuosismo y modernidad

Benjamín Lechuga fue el plato final. “O Vurdon” abrió la noche con un sonido muy prolijo, sin espacio a error alguno. Luego fue el turno de “Introspection”, la cual no puede sonar mejor. Lechuga, visiblemente relajado y en confianza, agradeció al público llenar la sala. “Andes Groove” sonó como una máquina, la cual fue seguida de “Evil Funk“, contrastando de este modo la evolución que ha tenido el guitarrista de Delta. “Mi primer disco es más entretenido de tocar, pero el segundo suena mejor”, confesaba al respetable.

Tras la presentación de la banda, formada por Marcos Sánchez en el bajo, Andrés Rojas en la batería y el virtuoso Daniel Grunewaldt en la guitarra, fue momento de un pequeño tributo a Opeth de la mano de “Deliverance”. Finalizado esto, Lechuga bromeó con que “los que no conocen el progresivo, dejan de escuchar desde el minuto 9“, recibiendo las risas de la audiencia, la cual no mostraba signos de desgaste alguno, para lo que ya era una larga jornada.

Era hora de otro tributo. “Acá viene el cover que a todos les gusta pero que nadie reconoce”, afirmó entre risas, sonando de inmediato la versión djent de “Bad Romance”, original de Lady Gaga.

Para finalizar, y a modo de palabras finales, Lechuga volvió a agradecer al público y a la SCD, donde también hubo palabras de apoyo para la controvertida “Ley del 20%”. “Madness” cerró lo que fue una gran jornada de metal progresivo instrumental, donde, sin lugar a dudas, uno de los grandes hitos fue reunir 3 de los mejores expositores del género a sala completa, demostrando de este modo que el público puede, por su propia motivación y medios, asistir a espectáculos de esta índole, donde la palabra “profesionalismo” está escrita con sangre en el escenario.

Fotografía: Hassan Escaffi