TítuloRedemption of Demigod
Duración41 Minutos, 8 Segundos
Fecha de LanzamientoJunio, 2010
GéneroDeath Metal
SelloIndependiente
Tipo de LanzamientoLP
Página WebMyspace
Contactoinfo@cerberus.cl
- Ruins of the Forgotten
- Darkest Tower
- Redemption of Demigod
- From the Grave
- Brutalized
- Breed the Suffering
- Call of Blasphemy
- Thirsty of Human Blood
- Witnesses of the Massive Mutilation
- Killing the Lord
- Juan Pablo Baquedano(Guitarra, Voces)
- Miguel Neira(Bajo)
- Claudio Astorga(Batería)
- Gustavo Ober(Guitarra)
Death Metal clásico, bajo una interpretación madura pero renovada, bien pulido a través de los años y demostrando una correcta sincronía de la banda por cada uno de los 10 tracks del álbum. Esto es Redemption of Demigod, el segundo larga duración de Cerberus, sucesor del connotado Ebola, transcurriendo 8 extensos años donde, a través del paseo auditivo en el actual disco, el tiempo se transforma en lo de menos, pues la espera hizo valer la pena; y en alusión directa a su nombre, para los oídos mortales, los ladridos del perro tricéfalo han sido redimidos.
Cerberus es una de las bandas con mayor trayectoria en el circuito nacional. Desde 1993 han aportado, no con su grano de arena, sino con una buena gota de sangre a la historia del metal criollo. Es de aquellas bandas que se han consolidado, más que por la producción constante de material, por su presencia en escenarios locales, espectadores que los reconocen y una entrega musical que mejora y crece a la par con el tiempo. No por nada 17 años les han pasado en vano, y eso lo sabían muy bien Claudio Astorga (Batería), Juan Pablo Baquedano (Voz y Guitarra – Tomando la función que cumpliera Marco Tapia el 2002 en el Ebola), Miguel Neira (Bajo) y Gustavo Ober (Guitarra – Este último ha sido reemplazado por Luis Mery, quien se presentó oficialmente como integrante de la banda en el lanzamiento del actual disco), al momento de grabar lo que sería su última placa.
Redemption of Demigod es un disco, tal como mencionara al principio, cargado al Death Metal clásico, pero específicamente de los 90. Y es inevitable no hacer la comparación, pues se nota la “es-Tampa”, o mejor dicho, la influencia de la costa este norteamericana, específicamente bajo el alero de Cannibal Corpse, más una mezcla tripartita entre Morbid Angel, Deicide y en menor grado, Obituary. Aunque las influencias en este caso, y gracias a los años que tiene Cerberus de recorrido, pasan a un segundo plano, pues su propuesta musical les hace tener un sello propio.
Su nombre indica la redención de un semidiós, un ente que está por sobre las almas que van a dar al inframundo y quien decide la funesta suerte de estas. Y en esta instancia, se agradece por montones que una banda se preocupe de generar una propuesta conceptual integra, donde lo escrito, lo visual y lo auditivo, se complementan a modo de tríada, tal como las tres cabezas del Can Cerbero. En este sentido, el trabajo gráfico de Alvaro “Unsilent” Caballero (One Man Band – Unsilent), complementa lo mencionado a través de la ilustración de este semidiós, posicionado por encima del montón de huesos y cráneos, quien simbólicamente se superpone a la muerte y está a la espera, al lado de aquella gran torre observada en la caratula, de enjuiciar las almas. De todas maneras, y sería quizás la única crítica que podría dejar a este disco, es el no haber aprovechado un poco más la profundidad del concepto en si, en base a toda la carga mitológica e histórica que involucra usar al Hades como recurso, pudiendo mezclar de mejor manera la brutalidad que reflejan las letras con este señor oscuro que está por encima del destino de los desafortunados.
En cuanto al disco, la masacre se inicia con un fade in que da el paso inmediato a ‘Ruins of the Forgotten’, pieza que comienza con la descarga masiva instrumental, que en su recorrido, permite deslumbrar inmediatamente lo que es una constante en el disco: Una excelente coordinación de la vocalización con la instrumentalización, logrando los énfasis justos y necesarios según sea el caso; una ejecución notable de las guitarras y bajos, con riffs que juegan con los cambios de ritmos y velocidades, sin ser extremadamente desarrollados; y también, uno de los puntos más altos, la percusión de Claudio Astorga, que durante los más de 40 minutos de material, adquiere gran protagonismo por su ejecución rauda, sin la necesidad de pedir mayor velocidad. Tal como un rompecabezas, cada pieza supo encajar correctamente para lograr el resultado final.
Prosigue ‘Darkest Tower’, manteniendo los cambios de ritmo, con riffs hechos para que quien escuche se ponga a cabecear inmediatamente, un buen gutural a cargo de Baquedano, que interrumpe correctamente cada espacio y transforma los coros en buenas arengas (Que de seguro en vivo son un perfecto gancho para levantar al público). La tercera pista es la homónima, ‘Redemption of Demigod’, el tema más extenso del disco, con casi 5 minutos, cuya progresión va desde lo melódico y oscuro, un inicio con tintes de Morbid Angel, precisa para estar sentado, echar la cabeza hacia atrás, cerrar los ojos e imaginarte el inframundo mientras escuchas, hasta dar paso a la brutalidad y velocidad que caracterizan al disco en general, donde será necesario que abras los ojos, te pares de la silla y busques algo para destruir. Destaca aquí la inclusión de Astorga en la composición, así como, saltándome un poco el orden, en ‘Breed the Suffering’, donde ambos inicios son de corte más melódico. Aparte de estos dos temas, la composición musical y el desarrollo de las letras es en gran parte trabajo de Juan Pablo Baquedano (Ardua tarea, pero bien lograda).
Luego viene ‘From the Grave’, una pieza más densa, que obliga por ende a sonar más pesado que el resto, y que, en cercanía al minuto 50 segundos, posee una gran similitud con el tema Unleashing the Bloodthirsty de Cannibal Corpse. Sucede ‘Brutalized’, escrita por el bajista Miguel Neira, corte que vuelve al estilo de arenga que funciona perfectamente en vivo, y que ya a estas alturas si no has cabeceado el disco con ganas, algo raro debe pasarte.
‘Breed the Suffering’ vuelve al lado oscuro demostrado por ‘From the Grave’, y mantiene similitudes con la estructura de ‘Redemption of Demigod’ (Ya había mencionado la participación de Astorga en la composición), pero quizás es aquí donde la banda gana mayor peso, pues el desarrollo instrumental, los solos y la vocalización se tornan más profundos, más intensos. Pasa mucho con el feeling de ciertas canciones, que las hay para cabecear y demostrar la energía efusivamente; y las hay para no decir nada, pero internamente experimentar unas tremendas ganas de destruirlo todo. Aquella dicotomía se da mucho con Cerberus, y sobretodo en este disco, donde los ritmos más pegajosos y las melodías más oscuras se hacen un conjunto coherente y estructurado de tal manera que puedas tener ambas sensaciones al momento de escuchar este LP. Así entonces, la progresión densa se mantiene con ‘Call of Blasphemy’, logrando su coronación con ‘Thirsty of Human Blood’ (Tema compuesto por la banda completa), un verdadero himno si se trata de inicios brutales, y uno de los mejores temas del disco.
En penúltimo lugar está ‘Witnesses of Massive Mutilation’, comenzando con otro fade in, esta vez desde la percusión, acompañándose de las guitarras y la posterior carnicería que a esta altura del disco ya tiene sangre derramada por todo el Hades. Y para finalizar, ‘Killing the Lord’, que vuelve a la estructura de los primeros temas y despide el disco de forma gloriosa con aquel sugerente título, y en un repaso general, como diría el gran Julito Martínez, pero a la inversa, todo “un canto a la muerte”.
El disco fue grabado, mezclado y masterizado en Sadestudios, por lo que los créditos del audio van también para Juan Pablo Donoso (Baterista de bandas como Thornafire, Sadism, Execrator, entre otras; además de ser responsable del proceso de estudio de varias bandas tales como Disorder, Dethroner y más). En resumen, Redemption of Demigod es una obra que hace notar que 8 años no pasaron en vano, que la madurez y la experiencia de sus integrantes ha jugado en pro de beneficiar un estilo clásico con aires de renovación, pero que mantiene aquella esencia de los 90 con un mejor sonido, donde además, la coherencia en cuanto a un concepto integro de producción, son reflejados, como se había mencionado, a través del arte y la composición.
Muy bien por Cerberus, y bien por el Metal Nacional. Ojalá no esperen otros 8 años más, y recibamos prontas noticias de un próximo material.