TítuloFragments of a Crystalized Absence
Duración54 Minutos, 31 Segundos
Fecha de LanzamientoNoviembre, 2010
GéneroDeath Metal Melódico
SelloAustralis Records
Tipo de LanzamientoLP
- Whisper of Death
- Confession/Regret
- Mount of Perdition
- Destroy the Madness
- Empty Words
- The Moon is Stained in Blood
- Fixing in Silence
- In Your Arms
- Sebastián Silva(Voces, Guitarra)
- Mauricio Poblete(Guitarra)
- Mario Poblete(Bajo)
- Álvaro Poblete(Batería)
¿Qué es una de las mejores cosas que podría pasarle a una banda? Ser jóvenes y comenzar con el pie derecho. ¿Qué consecuencia tiene esto? Tener el futuro suficiente para ganarse un lugar en los podios nacionales e internacionales, y tiempo de sobra para mantener el nivel y más importante aún, seguir mejorando. Así entonces, Desire of Pain en su joven condición, lo arriesga todo y sin nada que perder en su primera apuesta larga duración titulada Fragments of a Crystalized Absence, un álbum cargado de fragmentos de “aquí y allá”, al que coherentemente le calza una antigua apreciación que alguna vez utilicé en un review en vivo del año 2009: Como diría la banda israelí Orphaned Land, un “Tango entre Dios y Satán”.
Una gran dicotomía musical, mezcla de armonía y brutalidad, creación y destrucción tomando turnos en el escenario; elementos contrarios que luchan constantemente por el micrófono para figurar. Pero estas partes han sido conscientes de un factor esencial: La unión hace la fuerza. Y esa unión queda demostrada no tan sólo por los lazos fraternos de Mauricio, Mario y Álvaro Poblete, junto a Sebastián Silva, sino que también por el buen manejo de los momentos musicales, donde cada emoción tiene un instante para hacerse protagonista, y donde cada instrumento figura por si solo o en conjunto.
Fragments of a Crystalized Absence ofrece tanto variadas diadas, como influencias a granel. Es evidente que Desire of Pain tiene una clara afinidad con los suecos de Opeth, y que los sones escandinavos se hacen presentes en torno al influjo del Metal Progresivo, Black y Death Melódico, corrientes muy utilizadas en los países nórdicos del viejo continente. Sin embargo, ante la mixtura de influencias, a través de las canciones y la separación al oído de los instrumentos, pueden notarse elementos que trascienden el género que nos compete. Por momentos hay melodías muy ligadas a lo Alternativo, al Folk, al Rock, al Funk, incluso al Jazz, por nombrar algunas, que brindan a la propuesta aires que rompen la monotonía metalera de riffs pesados y ejecuciones rápidas, pero planas. Dado entonces que el disco consta de múltiples ofertas para el gusto del oyente, creo que cada tema tiene algo que decir, y por supuesto, detalles a destacar.
El LP comienza con ‘Whisper of Death’, el single de la banda (Ver vídeo), tema que resume desde un inicio la oferta sonora de Desire of Pain: De atmósferas acústicas a cargas más pesadas que se alternan el mando en temas de larga duración (De cinco minutos en adelante), pero con amplitud en la gama de melodías que mantienen entretenido al oyente. Sin embargo, al ser el primer tema, también denota las falencias del disco, las que prefiero enunciar inmediatamente.
Las guitarras suenan demasiado “afiladas”, perdiendo por momentos el peso de riffs que con más “gravedad”, darían un sonido mucho más brutal; la batería posee un protagonismo excesivo, probablemente en traducción a las presentaciones en vivo, donde Álvaro Poblete es uno de los elementos más carismáticos y sorprendentes de la banda. Pero una cosa es sonar fuerte y demostrar la calidad técnica en vivo, y otra es que la batería suene más fuerte que los demás instrumentos en el disco. No creo en todo caso que se trate de un problema de presunción, sino de volumen.
En cuanto a la voz, Silva posee un registro gutural muy bien elaborado, el que fue reconocido además tiempo atrás en su participación en Timecode, sin embargo, con algunas inconveniencias en la voz limpia, la que es agradable, pero que puede mejorar con un poco de clases de canto y desarrollo de un mínimo vibrato. Un recurso que en exceso es desagradable, pero para rematar brevemente las últimas silabas, resulta perfecto. Otro detalle a cuidar en próximas creaciones es la pronunciación del inglés, pues al usar voz limpia, es más fácil notar cuando hay cosas que no suenan como deberían. Junto a esto, también hay que cuidar el desarrollo de las líricas, a veces un tanto inconexas y de un inglés más o menos básico. Este tipo de detalles probablemente tienden a ser menores, y rebuscados para algunos, pero si hay pretensiones internacionales de por medio, debe cuidarse la forma en que se comunican las cosas.
En segundo lugar está ‘Confession/Regret’, uno de los pocos temas donde Silva no mantiene creación de la letra, sino que una amiga de la banda llamada Andrea Araya. Una canción de las conocidas de Desire of Pain, ya que tiene su aparición en el EP Ashes of the Darkness, la que no deja de sorprender, pues va ganando intensidad y velocidad a través de su desarrollo, con momentos acústicos relajantes, juegos de voces y riffs más densos que juegan con las emociones del oyente. Para quienes gustan además de leer el contenido de las letras de las bandas, podrán encontrar en los nacionales un material cargado al existencialismo, los problemas internos y por qué no decirlo, algo de romance. De todas formas es necesario mencionar que las letras, a diferencia de los temas contenidos en el EP anterior, han sido modificadas, quitando la interpretación cristiana con la que alguna vez se identificó a la banda, y de la que muchos descerebrados hicieron uso para descalificaciones en desmedro de la calidad musical del cuarteto.
Prosigue ‘Mount of Perdition’, track al que se le notan inmediatamente las influencias nórdicas, donde además la agrupación comienza a hacer gala de los tintes progresivos, “cortando” riffs, manejando los tiempos e insertando cambios de manera impredecible. En el número cuatro se posiciona ‘Destroy the Madness’, también perteneciente al EP anterior y probablemente uno de los mejores temas (A modo personal) del disco, el que comienza con una batería muy propia del Rock más “oreja”, con parajes acústicos y densos, los que ganan protagonismo desde la mitad del tema en adelante, contando con un excelente Mauricio en la guitarra, y casi al final, con el notable solo de bajo de Mario Poblete (Solo que nunca le he visto errar en vivo).
En quinto lugar los metaleros de Puente Alto se toman un descanso y dan paso a una balada/rock muy propia de lo que hace Slipknot/Stone Sour en sus temas más melódicos, incluyendo las violas de Sebastián Rodríguez, el que más adelante retoma protagonismo en el último track. Una pausa intermedia que se desconecta un poco de la tónica del disco, algo “mamona” en términos chilenos, pero que mantiene el espíritu de la banda y da paso por cierto a los mejores aciertos de Fragments of a Crystalized Absence. Nuevamente, de manera personal, lo que viene después de este tema corresponde a la mejor parte del disco, ganando un gran punto, ya que muchas bandas prefieren utilizar la artillería pesada al principio, dejando con gusto a poco en el desenlace. Sin embargo, Silva y sus compañeros supieron elegir muy bien como cerrar el material.
En la sexta posición está ‘The Moon is Stained in Blood’, canción que si bien repite la esencia de los otros dos temas del EP anterior grabados nuevamente para esta ocasión, comienza a tomar voz propia y evidencia que los nacionales marcaron una veta que quizás en lo internacional es conocido, pero que en el terreno está en vías de crecimiento, en cuanto a una propuesta novedosa en lo técnico/melódico/experimental, como lo hacen coherentemente las bandas nacionales Leuku, Perpetuum, Letargo, Asterion, por nombrar algunas.
El séptimo track, ‘Fixing in Silence’ es el tema más pesado y quizás el mejor del disco, dada su complejidad, mezcla de elementos y brutalidad sónica. Siempre las bandas poseen un tema que sirve para “dejar la cagá”, y este es sin duda el que Desire of Pain logró con eficacia para romper cráneos. Con una clara influencia de Meshuggah, un mejorado y más pulido blast de Álvaro Poblete y la participación del vocalista de Target, Andrés Piña, este tema se lleva los honores, valga la redundancia, como el mejor del disco. Y no lo digo porque yo tenga que ver con la canción (La letra es de quien escribe este review), pues el crédito en la composición es netamente de Desire of Pain.
En el último puesto del disco se encuentra ‘In Your Arms’, donde los nacionales desarrollan lo mejor de los siete temas anteriores, capturando la esencia de cada elemento en once minutos, unificando las dicotomías, mezclando la calma con la exasperación, contando con la participación nuevamente de Sebastián Rodríguez en las violas, la inclusión de los guturales de Juan Escobar (Mar de Grises) y la bella voz de Alicia Plaza (Burning Tears). Un excelente cierre que condensa lo mejor de la banda.
En cuanto al arte del disco, el diseño fue elaborado por German Tillemann, junto con el trabajo fotográfico de Rodrigo Basaure. No resulta menor indicar que el disco posee una elaboración de imagen bastante cuidada, coherente al desarrollo de las temáticas incluidas en cada letra y con una bien lograda conexión estética audiovisual, sumándose una cobertura a la CD-box con una linda aplicación de folia y cuño para el logo y nombre del disco. No olviden quienes estén en la senda de la creación musical, que ya hoy no sólo se venden discos por como suenan, sino por como la banda propone y se ve de manera integral.
En resumen, Fragments of a Crystalized Absence es un disco totalmente recomendable, que no aburre, que se desmarca de producciones comunes en lo nacional, que ofrece nuevos aires para el tradicionalismo inexorable de algunos y que cuenta además con ser la primera apuesta de una joven banda, por lo que si ya las expectativas sobre Desire of Pain son altas, lo que venga de ahora en adelante, tendrá que seguir cerrando bocas y sorprendiendo a más audiencias, las que sin duda alguna, perfectamente pueden ser internacionales.