TítuloBlood Divine
Duración48 Minutos, 36 Segundos
Año de Lanzamiento2011
GénerosDeath Metal, Thrash Metal
SelloAustralis Records
Tipo de LanzamientoLP
Página WebRecrucide
Contactorecrucide@gmail.com
- Death Confession
- Art of Crime
- Fresh Flesh
- Carnage (Message of God)
- Dream Murder
- 5 Seconds
- Black Lamb
- Demonia
- Tyrano
- Dominion
- Candelabrvm
- Blood Divine
- Scars
- Hernán Muñoz(Guitarra)
- Marko Zepeda(Guitarra)
- Rodrigo Zepeda(Bajo y Voz)
- Cristian Medina(Batería)
Podrán existir opiniones dispares. Los gustos son tan variados que probablemente muchos de ustedes lean esto y digan “Si”, “Puede ser” o “Absolutamente no”. Pero este disco que tengo en mis manos, está, en lo personal, dentro de los mejores del 2011. Debería haber guardado esta frase para el final, pero hay veces en que uno no puede contener ciertas cosas.
Si, damas y caballeros, Blood Divine de Recrucide es un excelente trabajo, subiendo un peldaño respecto a su buen antecesor Rebellion. ¿Y qué quiero decir con subir un peldaño? Que más allá del continuismo que una banda puede tener llevando a cabo dos buenos discos (Algo bastante difícil en la actualidad), los nacionales tienen el mérito de haber realizado una labor aún más destacada en su última apuesta. Y tal como la vez anterior, la grabación, mezcla y masterización estuvo a cargo de Juan Pablo Donoso (Sade Estudios), con un gran resultado sonoro.
El disco inicia con ‘Death Confession’, sin pausa ni introducción alguna, con la potencia de los instrumentos golpeando al unísono y el característico registro de Rodrigo Zepeda, uno de los mejores vocalistas nacionales, el que nos recuerda un poco a “Peter” de Vader, o a Jan-Chris de Koeijer de los separados Gorefest. Para evitar ponerme a comparar con bandas entre cada tema, les aviso que en Recrucide podrán encontrar respaldo en conjuntos tales como Vader, Iniquity, Sepultura, unas pizcas de Carcass y algo del Somberlain de Dismember, además de tintes del New York HardCore.
Ya con el primer corte del álbum podemos decir “tenemos esperanza” y esbozar una sonrisa orgullosa. Recrucide es de las bandas que le da al Death Metal aires de renovación: lo hace sonar dinámico, entretenido, rompe la monotonía y divide los temas, tanto en su orden como composición en cada uno de ellos, de forma inteligente para asignar momentos a cada cosa. Y no hablo sólo de renovación a nivel local, pues yo ya deje de creer en la falacia de mierda de que el Metal nacional es malo. Lo único malo es una banda floja que no aprovecha los recursos tecnológicos disponibles en la actualidad, o si realmente son pésimos y siguen y seguirán siendo pésimos. Por supuesto, tampoco podemos olvidar la mentalidad, pero quien quiera cerrarse en su mundo y estancarse, al final olerá como el agua en la misma condición.
Con ‘Art of Crime’ nos queda claro para donde va la cosa con este disco: violencia y anticlericalismo. Las letras lo enuncian: sangre, perversión e ira contra la religión, llevadas de la mano por la integra ejecución de bajo, guitarras y batería. ¡Qué manera de haber pensado bien los temas muchachos! (Y apenas vamos revisando dos). Parece que ese silencio que rodeó a la banda durante un tiempo fue la mejor apuesta para entregar un nuevo material lleno de destacados.
‘Fresh Flesh’ aprieta el acelerador progresivamente para dar paso a los riffs constantes y llegar a un coro muy en la onda del HardCore. Recrucide probablemente es de las pocas bandas que en el Death se dan el lujo de hacer música cabeceable, mosheable y disfrutable con una cerveza en la mano. Y ya con tres temas, puede decirse que la integración de los solos ha sido bastante inteligente: cortos, precisos y dispuestos en momentos de calma para luego volver a la carga. La batería respondiendo como acompañante, sonando fuerte o dando la base rítmica perfecta para cada momento; y por supuesto, el bajo dando la profundidad necesaria en los oscuros sonidos del Metal.
En cuarto lugar asoma ‘Carnage (Message of God)’, la que inicia con un tradicional tuca tuca y sus posteriores aceleraciones más un par de “wah wah” (Por favor alguien escuche a los disueltos Iniquity, porque con este tema los recuerdo con emoción). En este track a los 1:40 aproximadamente, hay una parte muy oreja que es bastante buena. Insisto, los cortes manejados y los arreglos de los nacionales han sido muy bien pensados. Casi al final nos otorgan un minuto de descanso después de 4 cargas fulminantes, con una atmósfera lúgubre que concluye con el inicio de ‘Dream Murder’, gritado homónimamente, como si te estuvieran avisando que la cosa no termina ahí y debes prepararte. Y cómo no, si este es probablemente el tema que más me gustó del disco en cuanto a la cantidad de matices y recursos que fueron dispuestos; incluso algo de influencias de Medio Oriente pueden notarse.
Ahora, si querían una canción para pegarle con cariño al amigo, aquí tienen una: ‘Five Seconds’. Disonancias, pausas, cadencias, rapidez, técnica, consonancias. Puede ser tan contradictorio, pero en un solo tema hay demasiados elementos en juego. Es notable además que sin llegar a usar el blast beat en extremo Recrucide pueda entregar una propuesta de brutalidad impecable.
Prosigue ‘Black Lamb’ (Pongan atención después de los dos minutos con quince segundos, ya que el “cordero negro” se pone realmente bueno); luego ‘Demonia’, para dedicarle a toda aquella pérfida que te arrancó el corazón y el alma, también con influencia medio-oriental en sus riffs.
En noveno lugar está ‘Tyrano’, el único tema en español del disco y un tanto incomprensible por la modulación, pero con un coro “Tirano tirano…” donde Rodrigo Zepeda saca provecho a lo mejor de su registro gutural. A esta altura no me quedan más que aplausos para Hernán Muñoz, Marko Zepeda y Cristian Medina, quienes junto al bajista-vocalista lograron un disco bordeando la perfección.
En ‘Dominion’ retomo los aplausos, puesto que es un track donde los coterráneos hacen de las suyas cada uno en su labor, pero sin separarse del resto. ¿Alguien quiere saber lo que es sinergia? Aquí tienen. El tema incluye audio de la película “El exorcismo de Emily Rose”, que se conjugan mientras los instrumentos siguen su armonía. Es de esos temas que tienen instantes “emotivos”, donde uno se cruza de brazos y se toma el mentón, diciendo “Oh, la cagó…”. La tranquilidad llega con el instrumental ‘Candelabrvm’, como si después del exorcismo todo hubiera quedado en absoluta oscuridad. Buenas guitarras que dan una genial atmósfera acústica y descanso al oyente.
Con ‘Blood Divine’ se retoma la agresividad, pero ya de manera más pasiva, como evidenciando que pronto el final se acerca. Y así llega el track 13 para despedirse, ‘Scars’, canción que recuerda algo las melodías de los suecos Amon Amarth por algunos de sus riffs.
No obstante, mi única crítica es que si bien en lo musical el cuarteto “se las mandó” prácticamente y lo gráfico está muy bien resuelto, recordable, legible y bien diagramado, componiendo con la bella tipografía Trajan gran parte del material, y un símil de anagrama (aunque no es) en el “Bloodivine” de la portada… nace una comparación que es inevitable: el arte del disco es muy similar a lo entregado por la heráldica de Behemoth. Dentro del Digipack de seis caras más un booklet ofrecido, estas similitudes pueden ser encontradas en el logo, cuya tipografía es parecida a la de los polacos; los corderos como soporte del escudo “R”, que también pueden compararse al fénix bicéfalo; y el sello de Salomón (Hexagrama de David) junto con la leyenda “Raptus Fideles Ecclesiae Sanguine Divina”, similar al sello de Babalon, que tiene la leyenda “Templum Babalonis In Nomine Babalon Et Vox Sanctae Meretricis” (Usado en el disco Evangelion). Aunque estos elementos funcionan bien, lo lamentable es que la agrupación tiene gran peso musical como para tener una identidad propia, lo que le daría aún más fuerza a su propuesta, sin necesidad de parecerse a otras bandas.
En resumen, no me queda más que sentirme un privilegiado al tener la oportunidad de escuchar un disco como este. No me arrepiento en absoluto de haber estado en una tocata el año pasado y haberlo comprado. Me es difícil asumir que siendo bastante crítico a veces con lo realizado por algunas bandas, no tenga palabras negativas para Recrucide en cuanto a lo musical.
El año pasado hubo tres producciones que encontré notables, y estas fueron las placas de All Tomorrows, Target y Recrucide. Y a pesar de que debo tener algo de objetividad a la hora de escribir, aquí me mando las partes no más y digo, bajo mi deformado criterio: El mejor disco del año 2011 se llama Blood Divine.
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