Sadism – The Ocularis Domination

Para mí, hay dos tipos de bandas: las que experimentan distintos sonidos a lo largo de su carrera, pasando por una gama diversa de estilos que hacen que los primeros trabajos suenen casi totalmente distintos a lo que se es hoy en día; y las que perseveran un sonido y estilo sin tranzar prácticamente ningún ápice de su filosofía musical, simplemente abrazando las nuevas herramientas que el tiempo da, plasmando en el trabajo la experiencia de los años, pero sin perder la esencia primordial de la banda.

Hablar de Sadism es hablar de una institución dentro de la escena nacional. Con más de 25 años de carrera, son un baluarte de las banda de antaño que firmemente sigue en pie y que caen claramente en una de las denominaciones que mencioné en el párrafo anterior.

Y es que Sadism es una de las bandas nacionales que sigue de manera ortodoxa el concepto de Death Metal de la más vieja escuela, enarbolando la bandera del estilo dentro de la escena nacional.

Han abrazado, de manera obvia, las nuevas técnicas, la propia experiencia de los ensayos y los conciertos, para darle madurez a su propio estilo, pero sin perder nunca la esencia de lo que es el Death Metal: música que va directo a las costillas sin dar tregua.

Ser tan apegado a un estilo musical, sin embargo, es una peligrosa arma de doble filo. Conforme pasa el tiempo, los gustos musicales de los fanáticos del metal muchas veces se va refinando y junto a ello van en búsqueda de nuevos estilos, lo que hace que muchas veces bandas tan apegadas a un género en particular terminen por aburrir al oído, quitando la sorpresa que todo disco debe si o si tener, independiente del estilo que la banda profese.

Sin embargo, cuando una banda compone y ejecuta una obra musical como The Ocularis Domination, la cual destila de tan buena forma Death Metal a la vieja usanza, con un sonido actualizado y una ejecución prácticamente sin errores, potente y consistente, no queda otra que sentarse, bajar o apagar la luz del lugar donde te encuentres, colocar este cd y viajar a pasajes infernales con cada una de las composiciones de este trabajo.

La voz de Ricardo Roberts es perfecta para el disco. Tiene ese tinte a vieja escuela que calza perfecto con la música de la banda. Es fácilmente identificable para cualquiera que conozca medianamente la banda desde hace bastantes años (como es mi caso). Quizás carece de matices, pero en un estilo como este, y siendo la banda que es Sadism, los matices están más dados por la atmósfera creada de excelente manera por las guitarras de Gabriel Hidalgo y Pablo Proharam.

Se valora mucho que en un estilo un tanto cuadrado y dado más a la brutalidad que al virtuosismo, hayan solos de guitarra tan trabajados y tan acordes a cada canción. En casi todos los temas encontramos guitarras muy bien logradas acompañadas de solos de guitarra geniales, que son de una brutal belleza.

Por otro lado, hablar de Juan Pablo Donoso en batería, es hablar de otro baluarte, baterista incanzable y quien ha producido o trabajado en muchos discos, incluído obviamente el trabajo que estoy comentando (baterista y productor). Golpes exactos, batería precisa y composiciones dentro de la ejecución que van 100% de la mano con la música de Sadism.

Hablar de cada tema sería quitar sorpresa al disco. Sin embargo me voy a detener un momento en los dos primeros temas. Son brutales, directos a la cara y varios calificativos más. Sin embargo, creo que la similitud de ritmo y melodías entre estos dos, hace que por momentos pareciera estar escuchando el mismo tema repetido (en más de una ocasión me pasó). Quizás haber variado un poco el orden de los temas hubiera dado un mejor resultado.

Ahora bien, si hablo de temas potentes, el que le da el nombre al disco impacta de entrada, con ese groove que tiene al empezar el tema te engancha de inmediato. Tiene un bajo muy presente, ejecutado de muy buena manera por Juan Edo Moore, quien a pesar de estar dentro de un estilo donde los bajistas no destacan en demasía, regala potencia y solidez en la ejecución, que da por ende solidez y potencia en el resultado final del disco.

Lo mejor del disco, independiente de lo que haya dicho más arriba respecto a cierto punto débil, es que los temas transcurren uno tras otro y sin darte cuenta, terminan. Los poco más de 36 minutos que dura el disco discurren fácil y rápidamente  en medio de temas que son prácticamente el mismo concepto pero con diferentes ideas y diferentes ejecuciones.

Y si ahora retomo la idea que plasmé en el inicio de este review, con bandas de este nivel de apego a un estilo pueden pasar dos cosas claras: mueres en tu ley siendo consecuente con tu idea de música, pero tirado en la esquina del olvido, sin madurar tu propio estilo; o bien te alimentas de todo lo que el entorno te puede dar, y sin perder una pizca de esencia, puedes triunfar como un real estandarte de un determinado estilo.

Sincemente creo que Sadism cae perfectamente en el segundo caso. No tranzan nunca un estilo que ellos creen casi propio, y son triunfadores en todo sentido.

Con un disco así, tan consistente, casi sin puntos bajos, Sadism se sigue alzando intocable como uno de los precursores y aun reyes del estilo dentro del país, y sin nada que envidiar a cualquiera de los mejores trabajos aquí y en cualquier parte.

Un excelente disco para disfrutar para cualquier amante del metal, y un deber para los más acérrimos seguidores del estilo.