Cerca de un año tuvimos que esperar – luego de la cancelación de Febrero del 2009 – para que Benton y compañía hicieran arribo nuevamente a tierras chilenas, en el siempre complicado Teatro Novedades. ¿Por qué complicado?, pues tengo dos opciones, ser benévolo en razón al excelente repertorio de clásicos ejecutado por la banda, o bien, ser bastante crítico al mencionar que aquel excelente repertorio, se vio empañado por la mala acústica en el antiguo recinto de Cueto.
Deicide es de aquellas bandas que gustan o no, sin términos medios. De aquellas que muchos pueden criticar fuertemente por su temática satanista un tanto comercial, pero nadie puede negar un hecho inexorable: es una de las agrupaciones pioneras del Death Metal anticristiano, y más aún, siguen manteniendo una línea coherente, quizás cambiando en cuanto a la musicalización, pero con letras que si se comparan entre el pasado y la actualidad, no guardan mucha diferencia.
Deicide sigue con sus viejos aires, pero con una nueva cara. Asheim y Benton juntos como en el inicio; hoy sin los hermanos Hoffman, pero con dos pelados que lo parecieran: el siempre notable Jack Owen y el nuevo integrante Kevin Quirion, reemplazante del multibanda Ralph Santolla.
Más allá de gustos o disgustos relativos al espectáculo o la banda en si, veamos qué fue lo que sucedió el pasado Jueves 14 de Enero.
Un visualmente lleno Teatro Novedades desde la mesa de sonido hacia el escenario, cercano a las 20:25 Hrs., comenzaba a agolparse y prepararse para disfrutar de lo que sería esta nueva presentación de Deicide. Benton, Asheim, Owen y Quirion se aprestaron en el escenario y dieron inicio luego de los primeros golpes de baqueta al primero de los clásicos de la noche, Deicide. Sin interrupciones y con un público que fue calentando motores de a poco, manteniéndose en aquel disco homónimo del 90, la banda daría paso a Dead by Dawn, con los primeros coros de la noche por parte de los presentes.
Para ser franco, costaba mucho escuchar cada instrumento y la voz de Benton (aunque debo decir que el tipo mantiene su registro) por aquel lamentable rebote de sonido que se produce en el teatro. Suele pasar en aquellas ocasiones en que el sonido prácticamente mata una presentación, que no te queda más opción que acordarte de cómo eran los temas en los discos y seguirlos por estructura en tu cabeza, para poder alcanzar a interpretar algo de lo que estás escuchando. No se en realidad si el recinto es “malo del todo”, pues en presentaciones anteriores en aquel local se ha logrado hacer un correcto trabajo acústico. Creo que es hora, tal como dijo el “Puma” Rodríguez, de escuchar la voz del pueblo y ver nuevas opciones relativas a recintos de espectáculos.
Once Upon the Cross sería el tercer corte de la noche, avisando de antemano ya que esto vendría cargado a lo antiguo, por lo que nadie podría quejarse después de no haber escuchado un repertorio clásico. En el desarrollo del tema, Quirion manifestó problemas técnicos con su guitarra, por lo que estuvo de espaldas prácticamente hasta el fin de este tratando de solucionar el conflicto.
Con Scars of the Crucifix, el público encendió aún más y el headbanging se podía apreciar coordinado. A esta altura, la única manera para apreciar bien la cronométrica y precisa ejecución de Asheim era tapándose los oídos. No lo digo en sentido despectivo, sino que ante la mala acústica, taparse los oídos permite notar un poco más los instrumentos. Así también, se podía apreciar la indiscutible presencia y técnica en los solos (ya que Quirion sólo ejecutó unos pocos), sin necesidad de moverse, del Ex-Cannibal Corpse Jack Owen.
Luego vendría una pequeña pausa, en la que Benton sacó la voz y saludó a los presentes, para dar paso a la excelente When Satan Rules his World, seguida por They Are the Children of the Underworld (Canción que personalmente considero una de las mejores de Deicide… y el Death Metal, si me lo permiten). Los clásicos noventeros continuarían con Serpents of the Light y Bastard of Christ, temas del más puro Bullying al nazareno. Terminando la última canción, alguien del público lanzó una bandera chilena con las tres cruces invertidas y el logo de la banda, la cual Glen Benton dispuso al revés y como anécdota de la noche, en vez de llevársela de recuerdo, la usó como toalla y la devolvió al público. Quien la haya agarrado, ahora tiene un “Santo Sudario” del poco querido Benton, digno souvenir para el Vaticano.
La blasfemia continuaría con Blame It on God, Dead but Dreaming y la notable Trifixion, un tema que es escasamente ejecutado por la banda en presentaciones en vivo. En una noche de clásicos, no podían faltan las ovaciones y el “Olé Olé Olé” que tanto les gusta a las bandas que vienen al terreno. Benton procedía a dar las gracias cada vez que podía.
¿Alguien echó de menos a los hermanos Hoffman?… Al parecer no, pero la dinámica entre los dos guitarristas (Owen y Quirion) era escasa, haciendo parecer que cada integrante de la banda hacía lo suyo, en ciertas ocasiones, como tocando en orquesta.
Guitarras, bajo y batería se coordinarían nuevamente para dar inicio a Oblivious to Evil, seguida de Death to Jesus, donde como en pocas ocasiones pudo verse a Owen y Quirion realizando solos conjuntos. Homage for Satan sería la siguiente canción, que muestra en parte a un Deicide más renovado (Del disco The Stench of Redemption), aún con vigencia y poder en su recorrido de 20 años aproximado, demostrando no tan solo vivir de un glorioso pasado. Así como pueden leer hasta el momento, no hubo nada del último disco en esta presentación.
Cumpliendo ya una hora de presentación hasta entonces, dentro de lo poco que se podía entender el fraseo de Benton entre los temas, surgió la alabanza al respetable local que nos hace sentir orgullosos: “You guys are fuckin’ great as always”. Luego de esto, Deicide volvería a lo antiguo con Lunatic of God’s Creation, posteriormente con Kill the Christian y la última canción de la noche, Sacrificial Suicide, donde los últimos dos temas fueron aprovechados al máximo por los presentes saltando y coreando.
Las manos arriba de la banda, agradecimientos de Benton al final, lanzamiento de uñetas por aquí y por allá, Asheim que salió de su trono rodeado de unas pocas luces, y se dirigió al frente del escenario para saludar a los presentes que lo ovacionaron, y con aquello, concluyó la presentación de Deicide en Chile. Nada de Encore’s, todos directo para la casa.
1 hora y 10 minutos aproximadamente de recital y 18 temas ejecutados (No es poco para un concierto Death Metal), donde la disyuntiva recae en la dicotomía que plantee al principio: ¿Rescatar la presentación de clásicos o quedarnos con la sensación de que la acústica fue pésima? Le dejo la respuesta a quienes estuvieron ahí, y a los que no, no sabría responderles qué fue lo que pesó más… salvo decir: Vayamos buscando otro local.
Setlist Deicide:
1. Deicide
2. Dead by Dawn
3. Once Upon the Cross
4. Scars of the Crucifix
5. When Satan Rules his World
6. They are the Children of the Underworld
7. Serpents of the Light
8. Bastard of Christ
9. Blame It on God
10. Dead but Dreaming
11. Trifixion
12. Holy Deception
13. Oblivious to Evil
14. Death to Jesus
15. Homage for Satan
16. Lunatic of God’s Creation
17. Kill the Christian
18. Sacrificial Suicide
Review: Pablo Tournelle
Fotos: Sandra González
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