Llega a ser irrisorio el recordar la primera vez que vino Motörhead a nuestro país, y visualizar como un vacío Teatro Caupolicán (llamado Monumental en ese entonces), con no más de 500 personas daba la bienvenida a Chile a un héroe del metal como es Lemmy Kilmister. Más aún, si ahora vemos el mismo teatro, exactamente 16 años después, totalmente repleto, con todas las localidades agotadas (algunas con vista parcial inclusive) y con la grabación de un DVD para nuestro país, el tercero o cuarto que se adjudica esta angosta franja de tierra, en lo que a materias de metal se refiere.
¡Todo un logro! Y grandioso por decir lo menos, ya que siempre es un gusto ver un teatro así de lleno, y más todavía si la energía del público conecta con la banda de forma tal, que con cada nota que estos tocan en sus instrumentos, provocan el grito y emoción que se hace sentir hasta el último rincón del recinto.
Así es como Motörhead llegaba por tercera vez a nuestro país, en el marco del Big Metal Fest 2, un evento especialmente preparado para convertirse en una noche memorable y que lo fue, por el principal mérito de los conjuntos que se presentaban, no así por la organización.
Al llegar nos encontramos con horarios que nunca fueron los publicados (llegamos a la hora en que partían los fuegos en el escenario, y una de las bandas teloneras ya había tocado), y según nos comentaron dentro varias personas, la proyección del supuesto documental de Lemmy nunca fue, más todavía se avisó a última hora que se transmitiría por las pantallas plasma ubicadas en los pasillos del recinto. Algo realmente incómodo a mi gusto, más todavía si consideramos que con tanto tránsito de gente en los pasillos es imposible disfrutar como se debe de una pieza de este calibre. Mal jugado.
Una vez dentro del teatro, el ambiente era increíble, no cabía un alfiler en cancha, y en las galerías de más arriba a lo mucho se veía algún espacio vacío que se rellenaría rápidamente. Creo que nunca había visto el Caupolicán tan repleto, quizás sólo comparable a lo que fue OPETH el 2009, o CARCASS el 2008 y aún así se hace poca la comparación.
Eran las 20:00 horas, y estaba tocando Devil Presley quizás sus últimas tres canciones antes de abandonar el escenario. Una lástima no haber podido presenciar más del show de los nacionales que en esos momentos la rompían desde el escenario, y tenían buena respuesta de parte de los presentes, con riffs certeros, y temas en español bien stoner y muy potentes. En lo personal ya me había tocado verlos como banda soporte de ANVIL y PRIMAL FEAR, y no se puede decir nada negativo respecto a una agrupación que cada vez está creciendo con mayor fuerza y que no tiene nada que envidiar a grupos extranjeros, saben hacer su show y lo hacen muy bien.
Motörhead
Minutos antes de las nueve, cuando la música aún sonaba en el ambiente, se sube al escenario un personaje ya conocido por todos, Sam Dunn, el director de Banger Films y autor de conocidos documentales metaleros como ‘Metal: A Headbanger’s Journey’, ‘Global Metal’, ‘Rush: Behind The Lighted Stage’ y ‘Flight 666′. El canadiense en conjunto de un intérprete (que realmente no fue necesario, creo que todos le entendimos a la perfección a Sam), dio la intro al recital mientras contaba como había viajado en la misma noche de ayer a Chile desde su país natal, para venir a grabar a uno de los públicos más locos de Motörhead en el mundo entero (en este punto el reventar del respetable se hizo notar al máximo).
Con un par de cámaras desde el escenario, que ni se hicieron notar, y otra gran cámara desde el palco central, se registró cada movimiento de la banda y del público para el futuro DVD de los ingleses.
Eran las nueve, y con puntualidad inglesa suben a escenario Phil Campbell en guitarra, el tremendo Mikkey Dee en batería, y el que todos esperaban, el mismísimo Lemmy Kilmister en persona que se hizo notar de inmediato con un “Are You Ready?” al que todos respondían fervientemente, mientras el sexagenario vocalista y bajista replicaba con su ya clásica frase para el bronce “We are Motörhead, and we play rock and roll!”.
Con tremenda aclaración, las luces se encendían al ritmo del puño de hierro, ‘Iron Fist’, el primer combo en el hocico que nos daría Motörhead, ya estaba sonando en todo lo largo y ancho del recinto de San Diego, y el vibrar de los cinco mil y tantos presentes se manifestaba por completo. Desde arriba las banderas magallánicas, los lienzos sureños, y cuanta demostración de fanatismo, se vislumbraba a más no poder.
La velada proseguiría con la clásica ‘Stay Clean’, seguida de la recién salida del horno, ‘Get Back In Line’, de su nuevo disco The Wörld Is Yours, que es justamente el que los trajo en esta ocasión a Sudamérica. En cancha se vivían los ánimos al 100%, mucho de los allí presentes, ya se encontraban sin polera (¡el calor era irrespirable!).
El sonido a ratos era pésimo, había una sobresaturación de los instrumentos que hacía a las canciones irreconocibles, creo no haber sido el único al no cachar en más de una ocasión que era lo que estaban tocando, aún así a la gente parecía no importarle, y daban la vida mientras sonaba la música ¡Estaban viendo a Motörhead! Que importaba si sonaba bien o no, lo importante era que sonara fuerte, ¿no se trata de eso el metal al fin y al cabo? Así por lo menos es como le gusta a Lemmy, sencillo, a la vena, y a todo chancho.
La velada estuvo variada en cuanto a setlist se refiere, cayeron múltiples clásicos de antaño como ‘Over the Top’, ‘I Got Mine’, o la tremenda ‘The Chase Is Better Than The Catch’. Al mismo tiempo los nuevos hits eran muy bien recibidos por los presentes, y es que Motörhead desde Kiss Of Death no ha quedado al debe y ha sacado muy buenos discos y algo más destacable aún, muy vigentes para la época. Es una lástima el hecho de que nos hayamos perdido la gira de Motörizer, pero en esta ocasión los fans se pudieron deleitar con las tremendas ‘Rock Out’ y ‘The Thousand Names Of God’, tema que fue precedido por un tremendo solo de Phil Campbell.
Tallas aparte para Lemmy, que no destiñó en ningún momento de la noche con esa voz rasposa sacada a punta de Jack Daniels. Elixir que ingirió en más de una ocasión con su trago al puritano, como quien le echa combustible a la moto para continuar, con toda la actitud rockera de sobra que tiene. Cabe destacar el potente sonido que le saca al bajo, a tal punto que a todos nos dejó un poco más sordos y con un pitido infernal que aún a varios no se nos pasa.
Eran minutos para las diez y media de la noche, y el Caupolicán casi se viene abajo cuando el sonido infernal del bajo de Lemmy daba inicio a ‘Ace Of Spades’, su clásico por excelencia, que como era de esperarse fue coreado a más no poder, mientras en el centro de la cancha se armaba un impensable mosh de proporciones. La pausa que siguió no fue mayormente larga, para que el trío saliera rápidamente y nos sirviera en bandeja un temón como ‘Overkill’ con el que cerraron la jornada de forma magistral, finalizando con el ya acostumbrado loop de las últimas notas tocadas en el bajo rebotando por todos los rincones del teatro. Con ese molesto, pero al mismo tiempo gratificante sonido nos despedíamos de Motörhead y de su hora y media exacta de presentación, ni más ni menos.
Ahora sólo queda esperar ese DVD, y volver a repetirnos esta tremenda noche pero ahora como un gran recuerdo capturado en un formato audiovisual. ¡Gracias Motörhead por otra gran misión cumplida!
Setlist Motörhead
- Iron Fist
- Stay Clean
- Get Back In Line
- Metropolis
- Over the Top
- One Night Stand
- Rock Out
- Solo de Guitarra
- The Thousand Names of God
- I Got Mine
- I Know How to Die
- The Chase Is Better Than The Catch
- In the Name of Tragedy
- Solo de Batería
- Just ‘Cos You Got the Power
- Going to Brazil
- Killed by Death
- Ace of Spades
Encore:
- Overkill
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