Dicen por ahí ciertas teorías que los vikingos fueron los primeros en descubrir el continente americano. Otros -y en realidad lo que nos han dicho a todos desde la básica- dicen que fue Colón. Y desde este escritorio escribo… ¡Qué chucha importa esa huea!, el pasado 7 de Mayo del 2009 arribó un Drakkar desde Suecia a estas tierras lejanas sureñas, trayendo consigo a 5 guerreros dispuestos a desatar el Ragnarök en un visualmente repleto Teatro Novedades, presentando y presentándose por primera vez en Chile una banda de Viking Death Metal… ¿De quién hablamos?, por supuesto, de Amon Amarth, mostrándonos su último trabajo, Twilight of the Thunder God.
“La banda que alguna vez te hubiese gustado ver”; la premisa que se hizo realidad, y la que quizás es una de las más correctas en el pensamiento de todas las personas que se hicieron caer en el Teatro Novedades, siendo -si no me equivoco- la primera banda representante del Viking Metal en tocar en Chile, cuya presentación esperada por bastantes años no decepcionó para nada, ya sea por como se movió la banda e interactuó con el público; por la no despreciable presentación de casi 2 Hrs. (Y todos sabemos que por lo general, las actuaciones Death Metal promedian la hora y cuarto), salvo por la ya clásica característica del vilipendiado teatro… el bendito sonido, un predecible defecto dado que los riffs rápidos de la banda darían por seguro ese chicharreo molesto que hace inentendible lo que se está escuchando. Aunque en el avance de los temas, algo tendió a mejorar.
Yendo al grano, próximos a las 21:00 Hrs. una cantidad notable de gente hacía ingreso y comenzaba a llenar la cancha del local. 5 personajes llegaron disfrazados de una extraña mezcla entre capas de vikingos y cotas de mallas cruzadas (Vikingos y cruzados… son como leche y limón), más un par de reencuentros amistosos efusivos, que pusieron la nota anecdótica en la antesala del show. Más al interior, un tipo con gorro vikingo de fiesta se hacía notar, para el deleite del pelambre general. Cercanos a las 21:15, la señal de la linterna desde el escenario hacia la mesa de audio daba paso a la algarabía colectiva. Las luces se apagaron y el telón de fondo con la portada de la última placa de los nórdicos, se prendía con una luz violeta que le daría un efecto tridimensional notable. Y para que estamos con cosas, vaya que con la iluminación bien aprovechada, se pueden hacer cosas bastante llamativas en un entorno que no permite mucho, ya que el telón tomaba protagonismo en el transcurso de los temas con distintos juegos lumínicos.
Y los guerreros bajaron del Valhalla… Johan Hegg y sus camaradas saldrían al escenario entre la neblina purpura, elevando las voces de las hordas presentes para iniciar el Ragnarök criollo con Twilight of the Thunder God, una veloz melodía que inicia el último disco del mismo nombre, que repite la tónica musical de la trayectoria discográfica de los suecos. Seguida, tal como en el disco, de Free Will Sacrifice, un pegajoso tema que baja un tanto las revoluciones y permite del respetable de manera más pausada. Y la imponente presencia de Hegg se manifestaba lanzando al público un “Are you ready for Metal?”, alentando a las masas en un unánime “Yeah!”. Demás está decir que el tipo se maneja a la perfección en el juego entre gritos y voces guturales, lo que da un mayor dinamismo a los temas.
Caerían mas rayos y truenos con Asator, tema del trabajo anterior de los vikingos, With Oden on our Side, que se alistaría con sus poderosos y rápidos riffs para elevarse como uno de los puntos altos de la noche, tomando protagonismo Johan Söderberg ejecutando un correcto solo (Y cabe destacarlo, ya que Amon Amarth no cuenta con mucha presencia de solos en sus temas) y contando con la respuesta recíproca de un público ferviente. Vs. the World sería el cuarto tema de la noche, que contó con un previo discurso del vocalista coherente con las letras del tema que hablan de ir, valga la redundancia, contra el mundo.
Luego los nórdicos volverían al nuevo disco de la mano de Varyags of Miklagaard y Guardians of Asgaard, donde a esta altura la sensación en el Novedades no era estar en Cueto #257, sino en el mismísimo palacio de Odín (Aunque supongo que ahí sonarían mejor las cosas). Prosiguió un tema que, me voy a tomar la molestia y aunque salga bien maraco, me llega hasta el alma… The Last with Pagan Blood, lo que sería el único tema sacado del disco The Avenger (Pudieron haber sido más, pero no me quejo).
Debo destacar algo, el trabajo en conjunto de Hegg, Mikkonen, Söderberg, Lundström y Andersson es francamente notable. El hacer notar que como banda lo estaban pasando bien arriba del escenario y su carisma es un punto que se agradece como espectador, y que además se manifiesta con la respuesta clásica del chileno: “Olé Olé Olé”. Siguió un tema nuevo a cargo de Live for the Kill, pasando en su término a uno de los estandartes más potentes y emotivos de los nórdicos, The Fate of Norns, un tema que habla del dolor de un padre que ha perdido a su hijo de 6 “inviernos”, canción que logró una conexión y coreo del público inmediato.
Y parecía que Amon Amarth nos quería seguir azotando, cual martillo de Thor con lo mejor de su repertorio, paseándose por el disco The Crusher con Masters of War; Ride for Vengeance del Once Sent from the Golden Hall (Y me hubiese gustado escuchar de este disco la épica The Dragons Flight Across the Waves); Where Silent Gods Stand Guard del Vs. the World con su prolongado inicio de caja y la coreable en -transliteración chanta- “Ooo Ooo OH’s!” Runes to my Memory. Sinceramente, puede ser que no contáramos con la presencia del espectáculo visual que ofrecen los suecos en el viejo continente, pero cualquier vacío en ese sentido se llenó en suficiencia con la calidad humana y musical que demostraron los vikingos en esta hora y 45 minutos en que transportaron a todos los espectadores a Asgard.
“Muchas gracias! Muchas gracias!” con acento complejo pronunciaba Johan Hegg antes de hacer el primer quiebre de la noche, dando paso a la neblina y las luces purpuras. Sonidos ambientales de fondo daban a entender que aún quedaba batalla por luchar y las siluetas de los integrantes de la banda volvían a tomar nitidez entre la espesa neblina. Fue el turno de Death in Fire, con un comentario de Hegg para hacer participar al público. El gigante vocalista pidió a la audiencia gritar la continuación del nombre del tema, quien al decir “Death in…” obtuvo una estruendosa respuesta de todos los presentes con un “Fire!”, quedando perplejo y aplaudiendo a la barra, agradecido del cariño. Y no era para menos, si hasta mencionó que gritábamos más fuerte que los argentinos. Posterior a este hito de la agrupación, volvieron al With Oden on our Side de la mano de Valhall Awaits Me (Twilight of the Thunder God suena muy parecida), seguida por la extensa y gloriosa Victorious March (Canción que describe perfectamente a la banda) del primer álbum, acompañada de los puños en alto y los “Hey!” del público. Una gran cantidad de aplausos entonces se asomó al finalizar el tema más los 5 músicos con la sonrisa de oreja a oreja.
Se dio lugar al encore, siguiendo el canto de los cuervos, Cry of the Black Birds y el gran himno de la velada, Pursuit of Vikings, cantada a más no poder por el público, con intermedios en donde tan sólo el aliento de la banda y el bajo de Ted Lundström acompañó los coros entonados por la masa: “Oden! Guide our ships! Our axes, spears and swords! Guide us through storms that whip! And in brutal war!”. Sin duda, un final con broche de oro para una extensa y no agotadora presentación de los vikingos suecos, quienes agradecidos, hicieron las reverencias respectivas a los guerreros presentes, con un Johan Hegg que, sorprendido y entusiasmado, fue quien más demoró en retirarse del escenario, dando la mano a un público que no cesó en alentarlos, quien incluso en un momento alzó nuestra bandera tricolor ligada a la bandera sueca, un muy bonito gesto por parte de quien las haya lanzado al escenario.
En resumen, un espectáculo redondo, solamente disminuido por la acústica del teatro (Donde a veces se tapó el sonido de la batería, el chicharreo constante de las guitarras, acoples por aquí y por allá, pero bueno… ¿Novedades o sonidistas?), pero que pasó a ser un detalle del cual uno podía olvidarse momentáneamente gracias a la performance de la banda. Quizás faltaron más temas de los trabajos más antiguos, un poquito más del Once Sent from the Golden Hall, The Avenger y el The Crusher, pero como dije anteriormente, no me quejo para nada. 18 temas correspondientes a casi unas dos horas, más 5 músicos que se notó que lo pasaron bien y que prendieron al público con cada tema, un setlist bien hecho y un correcto comportamiento de la barra ¿Qué puede decirte?… los vikingos marcaron presencia. Ojalá, y con la promesa típica hecha por las bandas que se enamoran del continente sudamericano, vuelvan.
Me atrevería a decir que fue uno de los conciertos, si bien no de una banda consagrada pero si en vías de y con mediana trayectoria, más emotivos de este 2009, en relación a la espera por la venida de los suecos, la entrega, calidad y fuerza del show; pues objetivamente, te guste o no la banda, el espectáculo brindado fue notable. Como les decía, ojalá los tengamos de vuelta… por ahora terminó con esto, pues Valhalla me espera.
Hasta pronto…
Setlist Amon Amarth:
1. Twilight of the Thunder God
2. Free will Sacrifice
3. Asator
4. Vs. the World
5. Varyags of Myklagaard
6. Guardians of Asgaard
7. The Last with Pagan Blood
8. Live for the Kill
9. The Fate of Norns
10. Masters of War
11. Ride for Vengeance
12. Where Silent Gods Stand Guard
13. Runes to my Memory
14. Death in Fire
15. Valhall Awaits Me
16. Victorious March
17. Cry of the Black Birds
18. Pursuit of Vikings
Review: Pablo Tournelle
Fotos: Sandra González
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