Ayer, Miércoles 17 de Octubre de 2012, se concretó la tercera venida de Behemoth a nuestro país. Sin los atriles o soportes característicos (serpientes y la estrella o septagrama de Babalon) de sus eventos en Europa o países del hemisferio norte, pero si con sus correspondientes atuendos y maquillajes especiales, los polacos se presentaron, sin teloneros, en el Club Kmasú Premiere (Ex-Club Cadillac) ante un lleno general de la pista del recinto. Pero no me voy a quedar con los datos duros de la velada…
Cercano a las 19:30 Hrs. llegamos al Club Kmasú, con las dudas pertinentes, dado el nombre, que cualquier persona que no es afín a la farándula o asidua a este tipo de lugares de entretención podría tener, pero como en todo prejuicio, hay un buen porcentaje de error, por lo que todo se evaluaría al momento de ingresar a la pista. Estuvimos un rato fuera para esperar a los ganadores del concurso express de tickets para el recital que realizamos a través de nuestro Facebook, por lo que pudimos apreciar la llegada de los polacos en una camioneta van polarizada. Sin maquillaje, raudos y serios, hicieron ingreso por un acceso lateral a la entrada principal, llevándose más de un saludo efusivo de los pocos presentes que había en aquel instante.
Luego de un rato en la calle nos apuntamos a entrar, y confieso que era la primera vez que entraba a este local. No conocía el Club Cadillac con anterioridad por lo que no se si le hicieron cambios o algo, pero el actual Club Kmasú es una mezcla de bar/discoteca con un teatro, con un alto techo que dejaba entrever que probablemente el sonido no sería lo mejor de la noche… y lástima que así fue, rompiéndose todas las esperanzas de emular la hazaña del 2008, cuando Behemoth tocó en el execrable Teatro Novedades… y sonó bien.
Dieron entonces las 21:00 Hrs. y los paseos y pruebas de los roadies ya concluían, para dar paso inmediato en unos cuantos minutos, sin banda soporte alguna, a los protagonistas de la noche. La hermosa portada de Evangelion en un lienzo gigante adornaba el escenario, bajo un set de luces bastante convencional, sin mucho artificio. Así también, eché bastante de menos ver los atriles con los símbolos que acompañan parte del arte del último disco de los polacos.
Inferno fue el primero en ingresar en la penumbra al son de la intro de fondo, seguido por Seth y Orion, a la espera final de aquel que venció a la muerte: Nergal. No era para menos que los primeros cantos del público entonaran su alias en señal de apoyo, dada la compleja leucemia que lo afectó hace un tiempo atrás. Y persignándose inversamente a vista de todos, Ov Fire and the Void causaría la euforia inicial de los asistentes. Pero si bien puedes estar eufórico, si la música suena mal, algo de desencanto tendrás. Estando en la parte delantera, la batería podías notarla en parte; el bajo y las guitarras no se escuchaban de modo muy definido, junto con la voz de Nergal que fue poco perceptible en los tres primeros temas. Demigod llegaría en segundo lugar, con la clásica respuesta del público marcando el inicio elevando los puños constantemente.
Behemoth hasta ese punto, y como tónica del recital completo, llenó el espacio de lado a lado, intercambiando posiciones e interactuando en las esquinas con los más cercanos al escenario, a la vez que alentaban al público en general a vitorear las canciones. Un viaje a la nostalgia, específicamente al EP And the Forests Dream Eternally (1994), fue el clásico Moonspell Rites. De esas joyitas básicas en composición, pero tan llenas de sentimiento que agradeces. La cuarta canción despertaría aún más a los presentes, siendo uno de los caballos de batalla de la banda: Conquer All. Ya por lo menos de este tema en adelante comenzaron a definirse mejor los instrumentos en cuanto a sonido, reduciéndose la reverberación producida por las características del recinto. Técnicamente, no hay mucho que decir, Behemoth no adolece de falta de talento en ese sentido.
Llegaría entonces uno de los puntos más altos de la noche: Christians to the Lions. Tremendo título, tremendo tema (del tremendo Thelema.6, en mi opinión el mejor disco de Behemoth) y tremendo mosh que se armó en la pista, haciendo que varios se retrasaran para dar espacio a quienes dieron rienda suelta a la emoción. No es menor pues, si hasta yo que tengo una lesión cervical compleja hace años, hacía mi aporte con un cuello que algún día me pasará la cuenta. Las revoluciones bajarían un poco con The Seed ov I y Alas, Lord is Upon Me, teniendo este último un final de guitarras tan afiladas y velocidad en general que los músicos lograron perfectamente, dejando aquella sensación de un “Oh, salió la raja“.
Otra vez el respetable se alzaría, y como no, si era el tiempo de la bestia. Decade of Therion con su gran introducción “Apo Pantos Kako Daimonos” fue coreada y mosheada en masa, dando paso a un corto intermedio que traería de vuelta a los europeos con la segunda parte del concierto. El preámbulo de At the Left Hand ov God, con su sonido charanguesco, causaba el entusiasmo de los presentes, al ser una de esas tantas canciones “himno” que Behemoth suele tener, con un desarrollo lírico impresionante. El detalle especial de este tema, fue la aparición de un personaje al final tocando en conjunto los tambores con Inferno, el que desde la distancia en la que me encontraba no pude apreciar bien quién era (y por ser medio corto de vista también), pero con cierto aire al calvo personaje que aparecía en el vídeo de la misma canción… y con cierto parecido a Kratos (God of War) por la pintura roja.
La concurrencia retomaría el mosh nuevamente con Slaves Shall Serve, coreada a más no poder en su final glorioso. Sonarían entonces las agudas guitarras y platos de Chant for Eschaton 2000, donde mi voz comenzó a gastarse más de la cuenta; y me voy a dar un lujo como dijo el Profesor Rossa… pero no los voy a mear, me voy a dar el lujo de decir que este tema, a pesar de su simpleza, es uno de los mejores de los polacos y personalmente significa mucho porque me salvó la vida, y me valió toda la espera de estos años. Basta un riff bien llevado, con ese sutil toque del black clásico, una melodía pichanguera y una gran letra para construir un himno/poesía, y esta canción posee aquellas cualidades. Cabe destacar a Seth, quien antes de comenzar el tema (si no me falla la memoria), tomo una bandera de nuestro país y mientras la extendía, empezó a derramar mermelada… perdón, “sangre” en ella provocando la dicha de más de algún seguidor ortodoxo.
Behemoth dejaría el escenario nuevamente (siempre dejando a Inferno eso si sentado) para volver con un Nergal “coronado” a lo Jesús (pero claro está que ambos no se llevan), para dar paso a 23 (The Youth Manifesto), una especie de relleno en el setlist, a menos que todo el público tuviera veintitrés años y se identificara… pero que ante la teatralidad de la interpretación se llenaba el vacío del “¿Qué hace esto aquí?“. De todas maneras, esta canción fue la antesala de la poderosa Lucifer, con un Nergal ahora enmascarado; un tema que, a mi modo de ver, no es para tocarlo al final de un concierto, pero que rompió en parte con las despedidas rimbombantes a las que nos tienen acostumbrados las bandas, pues los europeos abandonaron el escenario de manera silenciosa y ordenada, captando aplausos confusos del público que no sabía lo que pasaba… pero, eso era todo amigos. Se prendieron las luces e inmediatamente esa preciosa canción de cierre del grupo Ándate, titulada Váyanse Mierda, que suena cada vez que termina algo, te indicaba que no tenías nada más que hacer parado ahí.
Resumiendo todo este asunto, voy a declarar las siguientes conclusiones. Probablemente a muchos y muchas de ustedes les gusta el fútbol, y quizás a otras y otros no, pero creo que este ejemplo sirve bastante igual. ¿Vieron el partido de Chile con Argentina el martes 16? “Jugamos como nunca, perdimos como siempre“, era una de las frases que más se leía y escuchaba en los comentarios generales. Aquí pasó algo parecido: teniendo todo para lograr un gran concierto, lo que pintaba para grande, fue mermado por las deficiencias sonoras del recinto y lo corto del espectáculo. Me fui, y muchos se fueron por los comentarios que se escuchaban, con la sensación de gusto a poco, de que hubo de todo para lograr algo más, pero que no pasó al final. Hubo momentos, pero no un clímax.
Me fui además con la sensación de echar de menos más que de irme conforme. En comparación al show brindado el 2008, este se quedó bastante atrás. Ese año sentí que Behemoth vino, tocó y lo pasó la raja en el escenario; este año siento que Behemoth vino, tocó e hizo su trabajo, pero como rutina. Me aventuraría a decir que lo corto y pauteado de las presentaciones podría tener asidero en no desgastar a Nergal. Pero como fan de la banda, me queda un dejo doloroso de tristeza y decepción.
Pero ya el lamento debe quedar atrás. Que la promesa indicada por el mismo frontman durante el concierto de volver se cumpla, ojalá con nuevo disco bajo el brazo y más repertorio.
Que no sean otros cuatro años, si va a ser algo como esto.
Setlist Behemoth
- Ov Fire and the Void
- Demigod
- Moonspell Rites
- Conquer All
- Christians to the Lions
- The Seed ov I
- Alas, Lord Is Upon Me
- Decade of Therion
- At the Left Hand ov God
- Slaves Shall Serve
- Chant for Eschaton 2000
- 23 (The Youth Manifesto)
- Lucifer
Fotos: Christian Iglesias