Nuevamente las miradas eran dirigidas hacia el Espacio Broadway, en donde se realizaría uno de los shows más importantes del año, el Chile Rocks II. Claro que este año sólo habría maldad proporcionada por el Thrash Metal, y algo de Death. La anterior versión (septiembre 2007) fue mucho más amplia en los estilos, ya que, además de Kreator, se contó con la presencia de Timo Kotipelto –con su proyecto solista- y HammerFall. Lo que más impresionaba esa vez era que los suecos fueron los cabeza de cartel. Ahora fue un concierto directamente a la vena, orientado íntegramente a un tipo de público que llegó a las 1.500 personas, aproximadamente.
Kingdom of Hate
Seis y cuarto de la tarde, Kingdom of Hate aparece, sorpresivamente, en el escenario del local. Y digo sorpresivamente ya que, una vez más, comenzó antes de la hora (19:00 Hrs.) que salía en los afiches, comunicados de prensa, Etc. Unas 400 personas que pudieron disfrutar canciones que aparecerán en la reedición de ese disco The Search, editado hace ya 20 años cuando ni se imaginarían lo que sucedería en el futuro con Necrosis. En lo musical, KOH tuvo muchos problemas a lo largo de su turno por el mal sonido. Estaba muy fuerte, demasiado, y con el vacío en fondo del local se escuchaba un rebote horroroso. Además tuvieron la mala fortuna de tener problemas con la pedalera del bombo, la cual tuvieron que cambiar abruptamente cuando ya se había presentado un corte de ese álbum que será lanzado el 31 de octubre en La Batuta. Claro, el mismo The Search conocido pero con toda la tecnología que hay al alcance de la mano hoy en día. Se notaba que a esta leyenda del thrash los estaban cortando; en medio de uno de los tracks, el telón se cerró levemente dejando a uno de sus integrantes completamente tras él, siendo que aún quedaba más por interpretar. Un show de cerca de media hora, donde se vieron los primeros mosh en la pista. Sin embargo, los capitalinos no la deben haber pasado muy bien en escena por todo lo que ya mencioné. Así que hay que ir al lanzamiento en La Batuta, allí veremos una presentación al 100%.
Undercroft
Undercroft es una banda que se ha esperado por mucho tiempo de vuelta a nuestro país, ya que los nacionales son, probablemente, la banda metalera más exitosa, después de Criminal, en el extranjero. Esto no los hace, realmente, “más” o “menos” dentro de la escena chilena, pero, sí, el peso de la experiencia los hace mejores músicos y les permite dar mejores shows.
Un setlist conciso, directo a la vena, como preámbulo a toda esa gira que se darán por el país, fue el que los death metaleros realizaron. Y ¿qué podemos decir?… ¡Vaya presentación! Comenzando a las 6:50 P.M. repasaron sus grandes éxitos Danza Macabra, Under The Broken Sign (material bastante antiguo) y además como regalo nos presentan un tema nuevo llamado Triunfo de la Muerte, un corte con un gusto bastante a Sepultura de la época del Roots. El material nuevo de los chilenos suena más lento, más pesado y más taquilla.
Se agregaron otros grandes clásicos como Evilusion, Carros de Fuego y The Final Battle para terminar con la presentación cuando todavía había sol. Se aprovechó de hacer mención para destrozar el Club Cadilac en la próxima presentación de Undercroft en Santiago (6 de noviembre), donde serán cabeza de cartel. Esperemos que este teloneo sea sólo un pequeño atisbo de la masacre que ocurrirá en semanas posteriores.
Mientras esperábamos a Exodus se dio a lugar una de las tantas situaciones cómicas de la velada. Uno de los asistentes, que al parecer andaba sin acompañantes, fue uso y abuso de las bromas de los thrasher por andar trayendo un mohicano teñido rubio, cual pokemón del parque forestal. Fue golpeado, en un principio, por los cachamales de la gente de los alrededores para luego terminar en una serie de golpes propinados al individuo que terminó arrancando hacia el sector del baño del recinto. El tipo golpeó a más de alguna persona que no tenía nada que ver con la sucedido. El colectivo, después de haber reducido al sujeto, entonó un canto que debe haber sido poco agradable para el adolescente: “¡El que no salta es pokemón!, ¡El que no salta es pokemón!”. El acto finalizó con risas y aplausos de todo el mundo.
Exodus
Exodus comenzó a las 7:37. Sonaban las primeras notas de la intro que anunciaba la masacre que iba a suscitarse por fin, después de una fallida visita el año pasado. Era un poco obvio el tema con el que comenzaría la presentación, arrancaba el recital con el clásico Bonded By Blood y los thrasher se volvían locos. Le siguió Iconoclasm del The Atrocity Exhibition… Exhibit A. El vocalista Rob Dukes empezó a tener problemas con el micrófono, fueron varias las instancias durante el tema que intentó cantar pero tuvo que usar los micrófonos con atriles y no el propio para hacerlo, hasta que, en determinado momento, con rabia azoto el micrófono en el suelo. Fue entonces cuando los roadies lograron arreglar el aparato. Como dato curioso, Rob salió a escena con unas zapatillas de Iron Maiden con los decorados del Powerslave.
Fabulous Disaster, del disco del mismo nombre, era el siguiente tema para luego continuar con A Lesson in Violence. Cabe destacar que Exodus hace sonar de una forma muy potente las nuevas versiones de estos temas. Le siguió Children Of A Worthless God, nuevamente del Exhibit A, para volver después a un súper clásico que todos ya debían estar esperando. ¡Quedó la escoba con Pirahna!
Deathamphetamine del Shovel Headed Kill Machine, otro gran disco, mostraba la disposición de la banda a enseñar material más nuevo que antiguo. Retrocedíamos al 2004 con Blacklist pegadita con War is My Shephard del Tempo of The Damned. Acá los gringos hizo un alto y fueron ellos mismos los que hicieron cantar a la audiencia el típico “Olé, olé, olé, olé, Chile!!!”, con acompañamientos de batería y demases. Pocas veces una banda extranjera se atreve a hacer esto, por lo general estas instancias se dan desde el público hacia ellos y no al revés Fue algo entretenido de ver.
Después se dio, quizás, uno de los momentos más emotivos que me haya tocado llegar a ver en recitales. Cuando Exodus estaba interpretando uno de sus clásicos más importantes, The Toxic Waltz, no sé cómo un niño de alrededor de 10 años llegó adelante y pasó la reja. Fue atajado por los guardias pero al ser un niño obviamente no recibió el mismo trato que los adolescentes y se le permitió ver el show junto con los fotógrafos, pero eso no fue todo, los guardias empezaron a hacerle señas a Rob, que ya le estaba dando la mano al niño, para subirlo al escenario, a lo que el vocal accedió y de forma casi insólita. La gente empezó a aplaudir. La reacción hubiese sido diferente si hubiese sido alguien mayor. El precoz metalero con polera de Kreator encima, casi impactado por lo que le estaba sucediendo, no lograba comprender completamente el evento. Lo dejaron a un lado del escenario para poder seguir la interpretación del tema que se podría decir que fue el clímax de la presentación de los gringos, rematando con un temazo que, de seguro, muchos no lo esperaban: ¡¡Strike of The Beast!! En determinado momento, Dukes pidió a los asistentes que estaban en el mosh pit que se separaran en 2 grupos ¿¡no puede ser!?! ¡La pared de la muerte! Es la primera vez que me toca ver esto en vivo, solamente lo había visto por youtube, sin embargo las paredes de la muerte que se hacen en otras partes del mundo no son tan violentas, parecen más un juego… así que, sabiendo cómo somos los chilenos, esto anunciaba una masacre. Pero no salió 100% bien ejecutado este “Wall of Death” puesto que los exaltados thrashers no esperaron escuchar la orden de “GO!” del vocal que todavía estaba gritando “Hold!” cuando se lanzaron antes de tiempo. Aún así, fue una masacre, aunque pudo haber sido más hermoso. Esto demuestra que nos falta cultura “moshistica” todavía, hay que actualizarse.
Después se le permitió al niño volver al escenario para meter bulla, haciendo shreding en la guitarra, sin embargo el pequeño no dejaba de estar impactado y era poco lo que reaccionaba. Fue levantado en los brazos y mostrado al publico cual Simba de El Rey León, mientras la selva de metaleros celebraba el suceso. Sin duda, ese niño quedará marcado para siempre, metalero forever de ahora en adelante.
Kreator
Un receso de 30 minutos daba el paso a lo que la mayoría de los asistentes esperaba, el retorno a tierras criollas de Kreator, unos grandes del thrash alemán. Y tal como parte el Pleasure to Kill, con esa intro –Choir of the Damned- pegada a Hordes of Chaos comenzó todo el power en la pista del Espacio Broadway. Con un sonido deficiente, que seguía rebotando al fondo del local, continuaron con Phobia con la entrega que ya los caracteriza. “El creador ha vuelto” saludaba Petrozza a todos los fans que se agolpaban como hormigas. Sonaba Terrible Certainty y el vocalista pedía que se gritara más fuerte, siempre haciendo al público partícipe del momento. Algunas palabras y se venía la primera carnicería con el gran Betrayer (con proyección de video), de esa joyita que es el Extreme Aggressión, y con una excelente interpretación del baterista parche, el señor Marco Minnemann.
Los primeros vítores se hacían presentes, “Kreaaator, kreaaator” se escuchaba al unísono. Voices of the Dead fue una suerte de pausa entre los exaltados fanáticos. Esa máquina que iba ametrallando todo lo que estaba a su paso se calmó por un momento. Ya había una mejora en el sonido. El carismático “Mille” hablaba y preguntaba si la gente presente seguía algún tipo de religión. El “¡No!” fue generalizado, aunque varios ni sabían lo que el alemán preguntaba. Enemy of God coronaba esas blasfemias antes dichas. Exquisitos sonaban esos bombos ¡qué nivel de baterista que trajeron!
¿Recuerdan que se hablada de un supuesto DVD o Home Video que se grabaría en nuestro país? Nunca me lo dejó claro la producción, hasta que su líder dijo que este será su nuevo video clip y que la gente sería parte de él. Eso era, un video clip, nunca fue un DVD o algo por el estilo. Las cámaras ya se encontraban filmando esta pieza llamada Destroy what Destroys you, para la cual previamente habían grabado algunas durante la prueba de sonido. Quizás Kreator quería grabar un video en Chile debido a la gran cantidad de público que vieron el 2007 en el Caupolicán. Deprimente debe haber sido ver a un tercio de ese público y ojalá que eso no se note en el clip. Claro que por ganas los chilenos no se quedan.
Qué buen anfitrión es Petrozza. Ahora nos contaba que un periodista le había preguntado si de verdad era serio cuando le decía a las personas que se mataran en los conciertos de Kreator. Le dijo que no, que era sólo una metáfora y que en sus shows sólo hay paz, amor y comprensión, para luego rematar diciendo “¡le mentí al conchesumadre!” por que el podía sentir ese sureño “¡Pleasure to Kill!”. La BWY era una olla a presión a punto de explotar.
The Patriach anunciaba lo que venía, ese corte homónimo del Violent Revolution que se presta para algunos cambios de letra en el coro (investiguen, ¡jajaja!). La disco se venía abajo en Extreme Aggression. ¡Pero qué nivel de canción! Justo en el extremo de la pista se formaba un círculo, algo ideal para ese enorme mosh pit que se realizaba a cada instante. A este corte le siguió Coma of Souls para que el desenfreno fuera total.
Desaparecen todos del escenario y al rato vuelve sólo el baterista que empieza a ejecutar un muy buen solo. No soy un fanático de los solos, muchas veces me aburren, pero esta no fue la ocasión. Marco estaba en confianza ya que, entre los malabares con las baquetas, se daba el lujo de hacer pequeñas pausas acompañadas por el ritmo del bombo, para que la gente gritara, improvisadamente, “¡Kre! ¡a! ¡tor!, ¡Kre! ¡a! ¡tor!”. Un excelente momento. De la última placa ya sonaba Warcurse, uno de sus tantos aciertos. Hay veces en que el público reclama por que los grupos tocan muchas canciones de su último lanzamiento, pero no es el caso de Kreator, en este momento. Ese Hordes of Chaos es un temón tras otro.
Petrozza se plantaba en el escenario con una bandera preguntando si sabíamos que significaba. Claro, se venía The Flag of Hate con esa característico feedback que el vocalista solicita, cuando le pide a todos en la sala que griten “¡Hate!”. Hasta se dio el lujo de deletrear la palabra para que nos quedara claro. Al tercer grito de “Hate” comenzaba la última patita del concierto. Un mosh sin parar que se extendió por cerca de siete minutos, esto por que siempre, después de este corte, viene el hit Tormentor. Un final tremendo, una masacre en la pista. Se coronaba una memorable jornada de una forma brutal. Mille, envuelto en una bandera chilena, y compañía dejaban sus instrumentos para hacer reverencias con la labor cumplida y prometiendo, como siempre, que volverán.
Fue un gran festival. Entretenido en toda su extensión y con todas sus letras. Lo latoso que a la salida, que los mismos amigos de carabineros de Chile estuvieran desalojando el lugar. Era casi intimidante ver a tanto paco en todo el recinto. ¡Si hasta en el baño estaban! Creo que deberían haberse preocupado de poner más buses (sólo vi 2, igual que en Stratovarius) que de invocar a tantos amigos en su camino. Finalmente, la gente debería dejar de llorar por el asunto de la ubicación del recinto. Los de santiago acostumbramos que todo esté al alcance de nuestra mano, pero han pensado ¿cómo lo hacen los de regiones? Ellos cada vez se pegan viajes de kilómetros para llegar a un recital y nadie reclama por nada. No seamos tan sedentarios y movámonos por lo que tanto amamos, ese metal que corre en nuestra sangre.
Review:
- Roberto Yévenes: Kingdom of Hate, Kreator
- Felipe Lobos: Undercroft, Exodus
Fotos: Bianca Zapata
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