Una jornada digna de ir a parar a la posta, pues con todos los cuellos dislocados, oídos sordos, y cuerpos masacrados, no era para menos. La bestialidad del público se expresó de la mejor forma, Dismember lo notó y lanzó sus mejores ases, para mantener viva a la bestia Chilena que cuál monos escalando árboles, como podían se subían al escenario para luego lanzarse al mosh imparable que perduró durante toda la hora y media de presentación de los escandinavos. Cervezas a mares (inclusive para bañar a la banda), tres imparables estandartes chilenos que sacaron la cara por el death nacional, y un pato de peluche que cabeceaba al ritmo de los riffs de Skin Her Alive, fueron la tónica de un show prendidísimo como pocos.
Orategod
A las 20.30 horas, y con poquísima gente dentro del local, salieron a escena los locales de Orategod, banda que ya tiene su buen carrete en el circuito nacional, y más aún en presentaciones de bandas de corte internacional. En lo que fue su media hora de presentación, mostraron cortes de su primer y hasta ahora único larga duración, Fall Slowly Until The Hell Abyss, entre los que destacaron temazos como Sentenced Your Soul, Incineration, Orategod, además de un par de temas nuevos de su futura placa (sin fecha de lanzamiento definida aún). Todas las canciones siguiendo la senda del Brutal Death más directo y estruendoso, teniendo al principio de su presentación quizás menos definición las guitarras, pero a medida de que avanzaba el show el sonido fue mermando y arreglándose a favor de Orategod, quiénes se llevaron el aplauso de los pocos presentes que a esa hora estaban en el local. Mención especial debo hacer para el baterista, José Córdoba (también baterista de Blasart), quién es literalmente un monstruo en los tarros, hay que decirlo.
Recrucide
Más entrado en la noche, y con un poco más de gente en la pista del Galpón Victor Jara, salieron rápidamente a continuar con la jarana los muchachos de Recrucide, quiénes tocando material de su disco Rebellion (2005), dejaron literalmente la patá armando los primeros mosh’s de la noche y prendiendo al, hasta ese momento, dormido público que seguía ingresando al Galpón. Algo tiene la música de Recrucide que engancha desde el primer momento, es Death Metal, al igual que todas las bandas que esa noche pisaron escena, pero tienen su propio sello, su factor diferenciador que hizo que dicha jornada, la misma gente demostrara el potencial de la agrupación disfrutando canciones que quizás nunca habían escuchado, pero que tenían tal chispa que al momento de escuchar esos riffs, y en especial la potente y brutal voz de Rodrigo Zepeda, todos reaccionaran de manera más agresiva. Algo más que positivo para este estilo de música, estamos claros.
Entre los cortes que adornaron la presentación de Recrucide, estuvieron presentes Coronation, Rebellion, Captive, Collapse (¡Que nombre! jajaja), entre otras, que marcaron el show más prendido y el que se robó la noche dentro de las bandas teloneras.
Slavery
Continuando con la misión de abrir el show a Dismember continuarían los ya clásicos, Slavery, que más contentos que perro con dos colas, se encontraban presentando su nuevo y reluciente disco Revenge, que con una diferencia de once años con el lanzamiento de su primer LP, Collapse (ejem!), por fin pudo ver la luz y que mejor que darlo a conocer y venderlo en el mismo show de apertura a los suecos. La respuesta de la gente fue positiva, pero al mismo tiempo algo apagada, era natural ya habían pasado dos bandas previas y las ganas del respetable por Dismember se hacían notar y la impaciencia salía a relucir. En ningún caso hubo pifeas, la gente apreciaba el show con respeto, con uno que otro mosh pero quizás sin la respuesta tan efervescente que se vió con Recrucide.
Aún así el show de Slavery fue potente, con un decicido Manolo Sánchez en bajo y voz, que vociferaba a toda garganta los mejores temas de Collapse (1997), con ese sonido de Death/Thrash tan característico de la agrupación y una combinación sagaz en guitarras y batería por parte Fransua Tapia, Alfredo Vicencio y Gabriel Fierro, quiénes no perdían ninguna oportunidad de cabecear e incitar al público al desorden con temas tales como Revenge, React, la nueva The King Of Misery, The Venom Runs Inside My Veins, entre otras que marcaron el show de Slavery que duró entre 45 minutos a una hora. Tiempo que se fue volando y cerró el ciclo del teloneó con un aplauso general del respetable, que a esa hora agolpaba a más no poder el Galpón Victor Jara en espera de lo que se vendría.
Dismember
Ya eran cerca de las once de la noche, y derepente todas las luces se vuelven a apagar, los gritos ensordecedores sólo fueron opacados por ¿The Ides of March? Si, The Ides Of March, la misma intro que abre el clásico disco Killers de Iron Maiden. Notable tributo a la doncella, dejando en claro al público desde el principio las influencias más importantes para el conjunto sueco, inclusive colgando grandes parches de Iron Maiden también y de Motörhead en los amplificadores ubicados en el escenario. Entran uno a uno, David Blomqvist, Martin Persson (ambos guitarras), Christiansson en el bajo, Thomas Daun en batería, y finalmente el mítico y robusto Matti Kärki en voz.
La masacre había dado inicio con Death Conquers All, y con ello todo el Death sueco de la vieja escuela de Dismember, los ánimos estaban a tope y el mosh no se hizo esperar. El ambiente en la pista era de fácil tránsito, podías estar muy cerca del escenario si así lo querías, y en cada momento los integrantes del conjunto daban apretones de mano a quién estirara un brazo. La alegría en la gente se hacía notar, como también en la cara de los sorprendidos suecos, que en Pieces vieron el caos que podían generar sólo tocando sus instrumentos. Era un literal cumpleaños de monos, creo que hace tiempo no veía un público tan prendido y es que de alguna u otra manera, estos shows en los que se pronóstica una “asistencia menor”, como las 500 personas aprox. que habrán llegado esa noche al Galpón, le dan un caracter más íntimo al espectáculo, una cercanía mayor que se nota tanto en la banda como en el público mismo.
El mismo hecho de que no existieran vallas papales, ayudó más aún a esto que explico, pero al mismo tiempo era una verdadera batalla campal para los guardias, quiénes bañadísimos en pollos trataban de evitar a toda cosa de que los prendidos asistentes trataran de subirse al escenario. Pero al parecer tampoco la pasaban mal, ya que era chistoso ver a los mismos sujetos de amarillo cabeceando y siguiendo el ritmo con las manos sobre los retornos, de temazos como Collection By Blood, On Frozen Fields, Dismembered o The Silent Are The Watchers.
Pausas casi ni existieron, el show en sí fue muy rápido, Matti Kärki no perdía el tiempo y terminaba de vociferar una canción, para comenzar inmediatamente con otro potente corte, que era recibido por el público casi como un disparo en la cabeza. Si de algo estamos claros es que la puntería no falló, y cada tema fue bienvenido con la misma gloria del anterior. La tremenda Skin Her Alive era muestra de ello, quizás uno de los puntos más altos del show junto con Dreaming In Red que con ese inicio sigiloso en bajo, prendió a todos quiénes vivieron a concho uno de los pocos momentos dedicados al disco Indecent and Obscene.
Como era de esperarse el set de canciones escogidas estuvo muy cargado a su última producción homónima, con cortes tales como The Hills Have Eyes, Tides of Blood, o la excelente Under a Blood Red Sky, que con esos pasajes tan maidenescos en sus solos captó de inmediato la atención de los presentes. La banda que no perdió tiempo, adaptó en cierta medida el pasaje para que pareciera aún más Maiden, notable detalle, dejando en claro a todo momento que los temas de la última producción en vivo funcionan como cañón. Tallas aparte para el baño de cerveza que recibió la banda desde el público, que tal como bencina al fuego, prendió más a los suecos quiénes pedían por más, o como olvidar al pato de peluche que en determinado momento del show Matti presentó al público y a vista y risas de todos, veíamos como el juguete que tenía una cruz invertida en su pecho, cabeceaba al ritmo de los riffs de Dismember.
Una noche para el recuerdo que cerró con las tremendas Casket Garden y un temón de su primer album como lo fue Override of the Overture. Con un show muy ágil que se hizo demasiado corto. Una celebración digna de los veinte años de la banda, y que dejaron en claro la disfrutaron en todo sentido, prometiendo volver y agradeciendo la locura del público Chileno, que una vez más conquistó a otro conjunto proveniente de las tierras frías del norte. Quizás faltaron temas como Skinfather (que si la tocaron en Puerto Montt, ¡afortunados los del sur!) pero aún así, la intensidad vivida en el Galpón Victor Jara esa noche costará mucho borrarla de nuestras mentes por un tiempo. Sólo queda agradecer a los que estuvieron allí presentes esa noche, así da gusto ver a un público, dieron la nota alta de la noche y eso se agradece, la gente hizo lo suyo, así como la banda dio un 110%.
En materia de Death Metal, ahora sólo queda contar los días para Carcass, show en el que esperemos se repita el mismo ambiente. ¡Hasta entonces!
Review: Nicolás Pérez
Fotos: Sandra González
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