Dos noches fueron necesarias para que el premier de la guitarra rockera brasilera, Kiko Loureiro, pudiese contentar a la fanaticada criolla. Tanto Valparaíso como Santiago se vieron favorecidos por la genialidad del maestro, el que sin pudor alguno se dedicó a lo que mejor hace: deslumbrar, asombrar y conmover.
Oregón Producciones se la jugó por el evento, por lo que además de Kiko, nos pudimos encontrar con numerosos actos a modo de teloneros, siendo el concierto en total bastante largo, obteniendo los presentes una dosis de música tal, que sería suficiente para soportar fácilmente una larga sequía roquera.
El encaregado de inaugurar fue Sebastián Fuentes, ganador del Ibanez Proyect v2.0. Sebastián tocó dos temas, muy en la vena de Yngwie Malmsteen y la escuela del metal neoclásico. Sólido, cumplió con el desafío. Lo mismo ocurrió con Matías Baeza, otro joven exponente nacional de las seis cuerdas, quien inevitablemente hizo recordar a famosos guitarristas con su participación: desde Summer Song de Joe Satriani hasta Metal Icarus de Angra. Sólido también.
Y fue entonces cuando salió Octopus, los reyes del jazz/tech metal chileno…
La banda de Cristóbal Orozco no tuvo vacilaciones y abrió con Momentum Kriget, cuarto y último tema de su reciente EP “Coda“, el que no dejó alma indiferente dados sus pesados y complejos riffs, perfecta ejecución y manejo como banda, cosa que quedó resaltada dado que los artistas anteriores usaron backing tracks y se dedicaron exclusivamente a solear. Tras Momentum Kriget, vino Slussen, potente opening de “Coda“, el que dejó a un público aún más prendido, pues es un temón de tomo y lomo. Octopus realmente sabe lo que es hacer música y presentarla en vivo, su participación fue impecable.
Claudio Cordero, que hace un par de semanas llegó a Chile tras la gira mundial de la banda mexicana Cast, “se aprovechó” de Octopus y los usó como supporting band, pudiéndonos deleitar por un momento con una tremenda banda en escena −con tres grandes guitarristas en sus filas− y así partió Adicción, uno de los temas más potentes de “Enlace“, disco solista de Claudio. Luego vino Intoolerancia, otro de los cortes pesados de su placa y como el nombre bien lo indica, muy inspirado por Tool. La forma de tocar de Claudio más la potencia de Octopus convirtieron a la colaboración en algo digno de recordar, pues es incierto cuándo podremos volver a disfrutar de semejante amalgama en vivo.
Tras este highlight, fue el turno de los, al menos para mí, desconocidos Break.Down. Su estilo es parecido a las bandas de glam rock/metal de finales de los ochenta, de ese típico “rock vacilón” que uno suele escuchar y cabecear con muchas ganas. Fue complicado poder reconocer entre un tema y otro por la semejanza que tenían entre sí −cosa que es relativa, pues a muchos les debió parecer lo mismo con Octopus−, pero finalmente pudimos disfrutar de una excelente agrupación presentando un trabajo directo a la vena del rock, con algunas pequeñas cosas por pulir, pero que a la larga se transformaron sólo en detalles que no opacaron lo que fue una jornada memorable.
Y la invitada de honor, convidada por el mismo Kiko, fue la última en telonear. Carina Alfie, la llamada “amiga de Steve Vai“, saltó a escena equipada con una guitarra que a ratos parecía superarla en envergadura, preparadísima para tocar su material solista, aunque haya sido una lástima que lo hiciera tal y como los dos jóvenes guitarristas nacionales que abrierion la noche: usando backing tracks. La argentina nos deleitó con su instrumento, interpretando bellos temas ejecutados de manera a ratos infalible, con otros pesados riffs, con una técnica que asombra ya que −machismo afuera− no son muchas las mujeres que se destacan por ser *buenas* guitarristas. Un verdadero aporte, sólo quedó en deuda una banda que la respaldara como corresponde para una artista de su categoría.
Carina terminó su presentación a eso de las 20:30hrs y tras un breve período de espera, el “Kiko Loureiro Trio” saltó a escena para tocar Pau-De-Arara, uno de los temas más llamativos de “No Gravity“, placa que a pesar de haber sido lanzada el año 2005, recién este domingo tuvo la oportunidad de ser presentada en nuestro país. Luego siguieron Escaping y No Gravity, momento en el que ya nos encontrábamos con Kiko Loureiro, Felipe Andreoli y Fernando Scheaffer llevándonos en un viaje a través del metal, el rock, el jazz, la música latina, emociones fuertes y momentos sobrecogedores, faena considerablemente compleja si tomamos en cuenta que la música de los brasileños es ciento por ciento instrumental.
Kiko no tuvo ataduras al momento de “echar la carne a la parrilla”, así que los que conocíamos “No Gravity” lo suficiente como para reconocer su belleza, nos deleitamos con un show soberbio, lleno de matices que iban desde poderosos tracks de guitarra metal (Enfermo, Moment Of Truth, Endangered Species), hasta los más sublimes y apasionados despliegues de talento, como el hermoso Tapping Into My Dark Tranquility y el desgarrador La Force De L’Âme. Hubo para todos un poco, pues el artista nos regaló algunos trozos instrumentales de temas de su banda Angra (Carry On, Angels And Demons, Morning Star, Nova Era y Nothing To Say) a dúo con Felipe, además de haber tocado muchos pasajes en solitario de su disco de latin jazz “Universo Inverso“.
Cabe destacar el carisma del músico brasileño, el que a pesar de los pequeños problemas técnicos, siempre supo salir adelante con humor, jugueteando con el público. Inolvidable fue cuando dijo “Chile y Brasil juegan (fútbol) en septiembre y les vamos a ganar como siempre”, para luego escapar del abucheo gracias a Carina Alfie, al tratar de convencernos de que los únicos que realmente merecían la pifia son los argentinos. Risas por doquier, notable.
Kiko en un momento invitó al escenario a Carina Alfie y Matías Baeza, para hacer lo que llamó un “Mercosur de guitarras”, un mini-G3 y con ellos, además de haber “jammeado”, pudo cantar un par de temas clásicos, como Purple Haze de Jimi Hendrix y Come Together de The Beatles, para finalizar junto a su trío con un asombroso Perfect Strangers de Deep Purple, robándose la película con su voz, ya que fue evidente que el público no esperaba que él cantara, ¡menos así de bien!
La participación de Kiko Loureiro en Chile se cerró, el domingo 29 de junio, con Dilemma, el tema power metal de “No Gravity“. Durante la ejecución, una falla técnica cortó todo el sonido del escenario, pero profesionalísimos, el trío terminó la presentación como correspondía, cerrando una jornada magistral, que culminaría para algunos afortunados espectadores “VIP” cerca de las 23hrs, llevándose fotos con los protagonistras y algún disco o flyer autografiado.
El balance general es tremendamente positivo. Loureiro es un artista de nivel internacional, el que gracias a su talento y esfuerzo ha logrado hacerse un lugar en el mundo de las seis cuerdas y lo demostró con creces este fin de semana que acaba de pasar. Las bandas teloneras cumplieron su tarea y algunos lograron brillar con luces propias. A pesar de pequeños desajustes momentáneos de los equipos (“los monitores no son mis amigos”, alegaba Kiko), el sonido fue digno del calibre del show y los recintos también lograron contener la potencia de las jornadas. Los presentes quedamos con un recuerdo difícil de borrar y nos quedamos esperando que la experiencia se pueda repetir en un futuro más bien cercano.
Un lujo.