Mientras media docena de personas seguía haciendo compras en la tienda AudioMúsica de la avenida Chile-España en Ñuñoa, afuera ya había una fila que casi llegaba al centenar de personas. Había mucha expectación ante que lo veríamos minutos más tarde, una nueva visita de uno de los más reconocidos guitarristas de este lado del continente. Con todos sus pergaminos que ha logrado tanto con Angra como en solitario, Kiko Loureiro llegaba a nuestro país de la mano de Laney en el inicio de una gira por Sudamérica que está programada para pasar por Perú, Bolivia, Uruguay, Argentina y cinco ciudades de su país natal.
Notemos que es bien poco particular el recinto para realizar este tipo de eventos, pero dado que era una “clínica”, y que la única forma de asistir era mediante invitaciones que se sorteaban en las redes sociales de las marcas asociadas, se logró un ambiente propicio, íntimo, con aproximadamente unas 130 personas. El escenario era bastante sencillo, adornado con amplificadores Laney, los efectos en el suelo y el mac desde donde saldrían las pistas que acompañarían al guitarrista de angra en aquella jornada. Y de fondo, una imagen del protagonista de la noche apuntando con su guitarra al público.
Luego de que el encargado de la tienda dijera algunas consideraciones de seguridad, mostrando las evacuaciones y asegurando de que el recinto ya ha resistido sin problemas varios eventos telúricos, aparece el periodista Rodrigo Bravo (a modo de conducción de la clínica) para presentar lo que venía. Explica que se podrán hacer preguntas e incluso menciona que el propio Kiko dijo que podría hasta bailar si el público lo quisiera, provocando la risa de los asistentes. Con treinta minutos de retraso, a eso de las 20:30 horas, aparece el compositor brasileño recibido con un aplauso espontáneo. Él mismo es el que se encarga de poner la pista en su mac e inicia su presentación con Conflicted, corte correspondiente a su nueva placa titulada Sounds of Innocence, lanzada hace poco más de dos meses. No era muy conocida esta canción, hecho que se demostró cuando Loureiro se quedó mirando al público en señal de que aplaudieran mientras tocaba los últimos acordes de él.
Dijo “creo que la guitarra podría estar un poco más fuerte”, lo que fue compartido por la mayoría en la sala, así que, luego de un par de ajustes, continuó con la excelente Reflective, también de su último álbum. Pau-De-Arara ya nos hacía entrar en tierras más conocidas. Es que ese No Gravity, del 2005, se lleva todos los premios. Su carrera en solitario no podía haber empezado de mejor manera. Algún enredo entre los cables y sus pedales empañaron en parte la ejecución de las melodías, pero sólo por un instante. Hace rato parecía que el cable le incomodaba, hasta que finalmente se terminó enredando con él. Posterior a esta muestra de virtuosismo fue cuando Kiko hablaba que ya no recordaba las veces que ha venido a Chile, han sido muchas como para saber el número exacto. Aun así, dice que siempre está contento de estar en este país.
En portuñol, como él mismo dijo, respondió las preguntas que comenzaron a hacer algunos asistentes. Y lo que pasa siempre en este tipo de escenarios; preguntas que ameritaban una respuesta muy evidente, corta o tonta, por así decirlo. Pero acá es cuando aflora la grandeza de este individuo, ya que ante ese tipo de interrogantes siempre sacaba una respuesta completa, se enredaba un poco para expresarse ante ellas, pero siempre lograba salir del paso respondiendo más cosas de las necesarias, contando anécdotas, etcétera. Decía que creció “escuchando samba, axe y lambada”, lo que sacó carcajadas de varios. Pero he ahí su esencia, lo que lo diferencia de varios y lo que le da su valor agregado. Una persona del público, luego de hacer un par de bromas con harta personalidad (habló al micrófono con voz grave diciendo que era la voz de su conciencia, jajajá), lo invitó a improvisar para darnos cuenta de dónde sacaba tanta buena idea para componer. Kiko aceptó la propuesta y partió con algo de samba que luego termnó en Bossa Nova, dando uno de los puntos interesantes de la jornada.
Terminada la ronda de preguntas dice “¿una del disco nuevo?”, y dejaba en claro que no venía con una lista de canciones preparada. Él simplemente iba interpretando canciones al azar, por llamarlo de algún modo, siempre pidiendo la opinión de los presentes. La calma llegaba con Mãe D’Água, pero lamentablemente no se pudo escuchar completa esa canción ya que justo hubo un corte eléctrico en algunos de los enchufes del recinto. La pista de apagó, los micrófonos dejaron de funcionar, y Kiko trató de seguir tocando, pero igual era imposible sin esa importante guía. Técnicos corriendo de un lado a otro para resolver el problema, así que, mientras tanto, aprovecharon de “rellenar” con más preguntas, esta vez todo realizado a viva voz.
Una vez retornada la energía eléctrica se vino Escaping, del disco del 2005, y es interesante la forma en que el protagonista hace su música. Fuera del virtuosismo y pasión que entrega al tocar las seis cuerdas, también se preocupa de que si la pista va finalizando con una disminución en el volumen, él también lo aplica con su instrumento pero simplemente tocándolo más suavemente. Pequeños detalles que hacen la diferencia. Le piden algo del Universo Inverso, así que buscó el material de apoyo en el equipo y la canción que sonaba era Camino a Casa adaptada sólo a guitarra (dejando fuera los solos de bajo y piano), un corte con mucho Bossa y Jazz. Así es este disco, de donde también se extrajo Ojos Verdes –también adaptada sólo a guitarra, con más jazz que el anterior y más virtuosismo, quizás. Con esto ya queda claro el abanico de sonidos que pueden salir de sus creaciones, y escucharlas en vivo es un privilegio.
Ya era hora de finalizar el evento. El conductor se mostraba para despedir la transmisión online que se estaba realizando. También aprovechó de anunciar que quienes compraran el disco nuevo ahí en el instante, se lo llevarían autografiado, ante una incrédula mirada del brasileño, quien miró a la gente que lo acompañaba, los cuales le confirmaron la noticia dada por Bravo. El gesto de Loureiro fue una especie de “ya po, no queda otra” jajaja. Ya venía la última canción de la noche y la gente empezaba a sugerir ideas gritando. Cuando pidieron Carry On dijo que el tema era muy viejo… trató de buscar alguna pista de Angra, pero no consiguió ninguna. Intentó improvisar algunos riffs de Nothing to Say de aquella agrupación, pero no más allá de veinte segundos. Finalmente da a elegir entre Enfermo y Dilemma. La primera de ellas fue la seleccionada, una de las mas importantes del No Gravity daba el término a una clínica muy interesante.
La entrega del artista es tremenda, se nota que la música la lleva en la sangre y la vive con pasión. Excelente interpretación, buen sonido y un público acorde a las circunstancias, gente adulta que se sabe comportar en una situación íntima donde se vio mucho respeto de parte de todo el mundo. Luego de 70 minutos, era la hora de salir de aquel lugar, sin antes brindarle un gran aplauso a modo de recompensa a un grande. Sería interesante que Kiko Loureiro vuelva a nuestro país, pero esta vez en otro formato, haciendo un concierto como los que siempre ha venido a realizar, donde exista más tiempo para disfrutar de su música y donde, también, pueda mostrar con más amplitud el trabajo realizado con Sounds of Innocence. ¡Muito obrigado!
Setlist Kiko Loureiro
- Conflicted
- Reflective
- Pau De Arara
- Mãe D’Água
- Escaping
- Camino a Casa
- Ojos Verdes
- Enfermo