La última vez que habíamos tenido el placer de recibir a dos bandas catalogables como leyendas, fue cuando a fines del año pasado Moonspell y Tiamat dieron una clase magistral de profesionalismo sobre las tablas del Teletón, pero la reunión de la que fuimos testigos el pasado Jueves 13 de Mayo tenia además un ingrediente extra: reunía a dos bandas que, de acuerdo a los estudiosos y más puristas, son insignes en sus respectivos géneros. Suffocation es constantemente sindicada como la banda que creó el Brutal Death Metal, mientras que Napalm Death siempre aparece a la cabeza de las listas de bandas indispensables del Grindcore. Por esto mismo es que el concierto brindado por británicos y norteamericanos el pasado Jueves resultaba -por lo bajo- un deber para los fanáticos de la brutalidad y el “chacalismo”.
Suffocation
A la entrada del recinto, nos esperaba una larga cola y además algunos cariñitos de parte de la fuerza policial, que al parecer llegaron a las inmediaciones del recinto de Cueto después de un pésimo día. Detalles aparte, y tal como estaba estipulado en el cartel de la cita, unos pocos minutos después de las 8 de la noche empezó a sonar Suffocation, que abría su segunda presentación en “Chile lindo” con la brutal ‘Thrones of Blood’ y un sonido poco claro, tal como nos tiene acostumbrados el Novedades. La gente, que a esas alturas seguía esperando entrar en la caótica fila organizada por los “amigos de verde”, lentamente ingresaba al recinto y de una u otra forma daba cuenta del calibre de la banda que tenía en frente. Luego de un breve saludo hacia los asistentes, el corpulento y campechano Frank Mullen anunciaba el primer corte perteneciente a Blood Oath, el último lanzamiento de la banda. Con ‘Cataclysmic Purification’ el sonido mejoraba levemente, ya que si bien la batería del sólido Mike Smith sonaba realmente bien, las guitarras de Terrence Hobs y Guy Marchais se escuchaban bastante bajo y sin mayor claridad, sobre todo en los virtuosos solos que forman parte del repertorio de ambos guitarristas.
En seguida, vendría un clásico de aquellos. Con el anuncio de la veloz ‘Liege of Inveracity’, perteneciente al álbum debut de los norteamericanos, el Novedades y quienes ya colmaban el sector de cancha de local se unirían en un feroz headbanging, que mantendría su impetuoso ritmo con la “romanticona” ‘Entrails of You’, del sólido disco homónimo de la banda. Sin mayor preambulo sonaría ‘Breeding the Spawn’, momento en que el bajo del virtuoso Derek Boyer cobro un notable protagonismo tras la complicada interpretación del tema grabado para el excelente Pierced from Within, y que además corresponde a otro de los cortes infaltables dentro del repertorio de los oriundos de Long Island. A esas alturas, el público sólo atinaba a cabecear y aplaudir incansablemente la presentación de Suffocation, que aún con algunos problemas técnicos de por medio entregaba energía por montón, y demostraba la encomiable experiencia que acarrea tras casi veinte años de carrera y una innegable influencia en la corriente más extrema y técnica del Death Metal. El sonido seguía sin mejorar y hasta me atrevería a apostar que en dicho momento alcanzo su mejor nivel durante la noche, sin que esto signifique que fuera bueno.
En seguida llegaría la canción que le da nombre a la última producción de los estadounidenses, ‘Blood Oath’, todo mientras Mullen se despachaba una y otra vez speechs en que agradecía la calurosa recepción del público, que como ya mencione se resume en aplausos y buenas vibras. Seguiría ’Brood of Hatred’, donde el cabeceo se hizo más intenso de lo que ya era, mientras algunos ya empezaban a encaminarse hacia el baño para darse un pequeño receso tras los intensos minutos que habían pasado. Luego, el carismático Mullen se despacharía un discurso contra la cerdería pedófila que ha sido destapada (pero que existía hace ya muchos años) en la cúpula eclesiástica, con lo que se ganó un aplauso de parte del respetable y más de algún grito contra aquellos inmundos seres que ocultan sus perversiones tras la sotana. Acorde al speech, vendría ‘Come Hell of High Priest’, perteneciente también a su reciente –y muy destacable– placa.
Dando indicios de que la presentación estaba pronta a terminar, la banda dejaría el escenario por un par de instantes, para entonces volver y disparar sin piedad la bestial ‘Pierced from Within’, que sirvió de banda sonora para el más ajetreado de los headbangings de la noche, al son de los histriónicos movimientos de Frank Mullen y su característico muñequeo, además de los notables blast-beats que Mike Smith ejecutaba cual reloj. Luego, y para ponerle el punto final a la que hasta esas alturas había sido una notable presentación, vendría la bomba y quizás el tema más conocido de la banda, ‘Infecting the Crypts’, que serviría como broche de oro para la que, en resumen, fue una presentación bastante acotada pero sumamente intensa de la banda que redefinió la forma de hacer Death Metal. Luego de cerca de una hora de show, la banda “mas Black del Death Metal” dejaba el escenario no sin antes agradecer de todas las formas posibles al público nacional, que no se cansó de aplaudir a una leyenda viviente como lo es Suffocation.
Setlist Suffocation
- Thrones Of Blood
- Cataclysmic Purification
- Liege of Inveracity
- Entrails of You
- Breeding the Spawn
- Blood Oath
- Brood of Hatred
- Come Hell or High Priest
- Pierced From Within
- Infecting the Crypts
Napalm Death
Los ánimos estaban enardecidos, y mientras los técnicos y el staff de Napalm Death preparaban el escenario para la presentación de los británicos, en el denso y frío aire que cubría el Novedades se podía oler el nerviosismo y el entusiasmo de los asistentes. Después de casi 3 años, volvía a presentarse en nuestro país la leyenda viviente del Grindcore. Sin mayor introducción o preámbulo los músicos, liderados por el incansable Mark Greenway, se subían al escenario para dar comienzo a su tercer show en Chile, que comenzaba con ‘Strongarm’. El sonido comenzó siendo bastante difuso, dando mucho protagonismo a la guitarra del chascón Mitch Harris y al bajo del siempre notable Shane Embury. Por esto mismo, la voz de Barney prácticamente no se escuchaba y la batería perdía el protagonismo necesario, dando como resultado una masa sonora en la cual, a duras penas, se lograba distinguir algún riff o sonido. Lamentable comienzo para el plato de fondo.
Aún con el pésimo sonido, la banda se veía sólida y muy a gusto sobre el escenario, todo comandado por los histriónicos bailes y los “moshs personales” de Barney Greenway, que el público replicaba ferozmente mientras sonaban ‘Unchallenged Hate’ y la infaltable ‘Suffer the Children’. Entonces, y como ya nos tiene acostumbrados, Greenway se dirigiría amablemente al público, en un español no muy trabajado pero completamente entendible, acompañado de un discurso que si bien suele molestar a los más puristas y poco indulgentes; refleja la filosofía de vida de Greenway, que lo ha llevado a ganarse a mas de algún epíteto en su contra – y esta vez no fue la excepción.
El apartado sonoro seguía siendo el punto negro de la velada, mientras sonaban temas de la amplia discografía de los oriundos de Birmingham, como ‘Life and Limb’, ‘Diktat’ o ‘When All is Said And Done’. En seguida, y luego de un discurso en pro de las minorías y tendencias sexuales (que mas de alguna cara de incredulidad sacó) vendría ‘It’s a M.A.N.S. World!’ seguida de la brutal ‘From Enslavement to Obliteration’, corte que no se pudo disfrutar como corresponde, ya que aún con lo avanzado que estaba el show, el sonido seguía siendo realmente malo y poco entendible, sin la mas mínima mejora respecto de lo que se había podido escuchar desde un comienzo. La voz de Greenway nunca estuvo lo suficientemente fuerte, aun cuando el público pidió a gritos que se subiera el volumen del micrófono que el cantante utilizó durante el evento. Por otra parte, la batería de Danny Herrera sonó siempre como una bola de ruido y resultaba complicado distinguir la caja de los platillos, que se escucharon a un nivel muy bajo y sin mayor claridad.
Esto último me lleva al repetido tema del Teatro Novedades y el pésimo sonido que se da en ese lugar, además de la insistencia de las productoras de realizar eventos que –como éste– ameritan ser realizados en locales con un acondicionamiento acústico acorde a la altura del evento que se lleva a cabo. ¿Por qué se tuvo que cambiar el local, siendo que en un comienzo iba a realizarse en el excelente Teatro Caupolicán? Decir que las bandas que presenciamos no están al nivel de dicho local estaría demás, pues hace unos años pudimos ver a Carcass tocando en ese lugar, además que el pasado Jueves fueron muchos los que se quedaron con las ganas (y la plata en la mano) de entrar al concierto. Junto a esto, y aún con el poco conocimiento que tengo respecto a sonido, resultaba obvio que la amplificación que se utilizo para el concierto no dio abasto.
Aun con el sonido sin mejorar, la banda seguía disparando batatazos y la gente respondía con incesante mosh y mucha energía, que la banda replicaba sobre el escenario. En seguida, y a modo de pack, vendrían en menos de 5 minutos varios de los temas ícono de etapa más novel de la banda, como ‘Scum’, ‘The Kill?’, ‘You Suffer’ y la excelente ‘Mass Appeal Madness’. Entonces, y siguiendo con la tradición, Barney Greenway putearía sin tapujo a quienes viven de la intolerancia y violencia, dedicándoles ‘Nazi Punks Fuck Off’ que fuera grabada originalmente por los Dead Kennedys. La banda dejaría el escenario luego de interpretar ‘Persona Non Grata’, el agresivo tema grabado para el excelente Smear Campaign.
Había transcurrido un poco más de una hora, que se pasó volando en vista de la intensa exhibición que estábamos presenciando. La banda volvía al escenario envuelta en aplausos mientras Greenway agradecía al público y, nuevamente en español, defendía elegantemente las libertades y providencias personales. Cabe mencionar la siempre humilde y sencilla actitud de Mark Greenway, quien mantiene incólume hasta el día de hoy su impresionante vozarrón, siempre muy acorde a la feroz propuesta de Napalm Death. ‘Smear Campaign’ sería el “comienzo del fin”, por lo que muchos sacaron energías de reserva para unirse a un impresionante mosh que abarcó a buena parte del sector de la cancha y se mantuvo hasta el final del show. En seguida vendría ‘Time waits no Slave’ y finalmente, la clásica ‘Siege of Power’ del majestuoso e inspirador Scum. No quedó cabeza en pie, y muchos parecían decir basta. Luego de aproximadamente noventa minutos de un intenso y potente show, los británicos bajaban el telón en su tercera visita a nuestro país con una sonrisa en la cara y muchos aplausos. A pesar del pésimo resultado sonoro, el show entregado por la banda demostró que los británicos tienen pila para rato.
Setlist Napalm Death
- StrongArm
- Unchallenged Hate
- Suffer the Children
- Silence is Deafening
- Life and Limb
- Diktat
- When all is Said and Done
- It’s a M.A.N.S. World!
- From Enslavement to Obliteration
- On the Brink of Extinction
- Scum
- Life?
- The Kill
- Deceiver
- You Suffer
- Mass Appeal Madness
- Nazi Punks Fuck Off
- Persona Non Grata
Encore:
- Smear Campaign
- Time Waits for No Slave
- Siege of Power
Luego de un show que en total duro cerca de 2 horas y media, no quedaba otra que volver a la realidad y a nuestros respectivos hogares. En el balance final, tenemos el tremendo show que ambas bandas entregaron, además de la buena respuesta del público que concurrió en masa y se hizo mierda el cogote con un show al que la palabra brutal le queda corto. Por otra parte, nuevamente tuvimos que lamentar un paupérrimo resultado sonoro en un local que ya caducó hace mucho tiempo, pero al parecer es la única opción barata para sacar eventos adelante, aún sin importar la calidad de las bandas que se presenten. En este sentido, me atrevería a decir que si no fuera por el lugar en que se realizó esta función, lo vivido el pasado Jueves calificaría sin más como el mejor concierto del año. Por otra parte, y a favor de quienes se ganaron más de algún cariñito a la salida, mencionar el pésimo trato que los “amigos de verde” tuvieron con los asistentes al show, ya que en vez de resguardar la seguridad y el orden público, se limitaron a repartir lumazos, empujones y bombas lacrimógenas a un público que no tenía la menor intención de causar desordenes, solo disfrutar de buena música.