Lo que sucedió el pasado jueves 24 de junio fue un juego de sentimientos encontrados para todos los fanáticos de Theatre Of Tragedy. Por fin verían por primera vez en vivo a una banda que era esperada por años, pero al mismo tiempo irían a despedirlos, porque para el conjunto Noruego el show que hicieron en nuestro país, era el debut y despedida.
Y es raro que un espectáculo tan especial como este, haya tenido tan poca convocatoria. Cuando llegamos no más de 60 personas pululaban cerca del escenario apreciando a los nacionales Sacramento y con el pasar de la hora, el sector de más adelante se fue llenando con un poco más de 600 a 700 asistentes a todo reventar, un número dentro de todo bajo para lo que sería un show de despedida de TOT.
Quizás motivos y justificaciones hay miles, pero la más grande en mi opinión es que TOT a estas alturas es una banda de nostálgicos. No es el mismo grupo que hace diez años la rompía siendo quizás los primeros en experimentar con este estilo de Gothic Metal con una frontwoman lírica. No es la misma banda que muchos conocimos en la enseñanza media y que fácil hace unos 10 años atrás habría repletado a más no poder el otrora Teatro Providencia. No, este es otro TOT, que pasó por su período Electrónico / Industrial, cambió de vocalista y del que en definitiva sólo quedan los recuerdos y tres miembros originales de ese grupo increíble que nació en 1993.
Por lo mismo la despedida fue muy sobria, quizás hasta carente de sorpresas y jugándose todas las cartas a su setlist. Cosa que no les critico para nada, pero por algún motivo para una despedida, uno espera ver algo más de parafernalia, de repente algún integrante sorpresa detrás del escenario, quien sabe.
Aún el show ofrecido por los noruegos, fue increíble y tal como pronosticaban los números de las entradas vendidas, fue para los precisos. Un sonido impecable daba a la partida con Hide And Seek, y la emoción hacía vibrar a los pocos pero animados asistentes a esa hora en el Teatro Teletón.
La banda se mostraba dispuesta a dar lo mejor de sí, y sólo acompañados por un telón negro que vislumbraba el logo, el septeto liderado en voces por Nell Sigland dejó todo en las tablas para echarse en dos tiempos al bolsillo a toda la fanaticada que se postraba en la reja para estar lo más cerca posible de sus ídolos. Con Bring Forth Ye Shadow del Velvet Darkness They Fear, los primeros gritos descontrolados se hacían sentir en el público, y es que TOT se estaba lanzando de buenas primeras con clásicos de sus discos más antiguos. Increíble.
Cuando nos recuperábamos del primer impacto llegaba de inmediato Lorelei, del tremendo Aégis, y volvíamos al éxtasis con un impecable Raymond István Rohonyi en los guturales que hacía un dueto perfecto con Nell en un tema de la época Kristine que disfrutamos como nunca. Tremendos ambos vocalistas que se lucieron en todo lo que duró la aventura sonora en la que nos estaban sumergiendo.
Decir que esa fue la tónica del recital, es decir poco en realidad, ya que la banda hizo justicia a prácticamente toda su discografía (A excepción de Assembly), inclusive paseándose por sus momentos más electrónicos con cortes como Machine e Image del industrial Musique, que a diferencia de lo que pensarán nuestros lectores más herméticos no fueron para nada mal recibidos, hasta sus bailoteos locos salieron por ahí de parte de las góticas asistentes.
Al mismo tiempo el conjunto Europeo no dejó de lado los nuevos cortes, los post-Kristine y que tienen a la hermosa Nell como protagonista. Fue así como entre la lluvia de clásicos, igual tuvieron su lugar temas como Storm, Ashes And Dreams, Frozen y la hermosa balada homónima de su última placa, Forever Is The World, que fue la que dio el final más triste posible a una jornada que pintó para perfecta.
La banda demostró prestancia en las tablas, la gente no cabía en sí y la respuesta que dieron no fue menor, tanto así que el conjunto volvió unas dos veces al escenario, siendo una de ellas exclusivamente para tomarse fotos con el enardecido público de fondo. Gracias iban, gracias venían, y el equipo noruego se iba alegre por el buen trabajo realizado y los fans agradecidos por esta posibilidad, de ver por primera y última vez en vivo a su banda favorita, en un recital para recordar. Mención más que especial para la vocalista que destacó con superioridad en su labor, y no se vio debilitada en ningún caso con el fantasma presente de la voz fundadora de este conjunto. Siempre estuvo a tono y con su estilo propio.
Para cerrar solo queda decir que este fue un recital que no se caracterizó ni por su parafernalia, ni por un lleno total, sino por ser tal como mencioné en un principio, un concierto para nostálgicos y para los precisos. Un imperdible y que quedará en la retina de todos los que alguna vez fuimos fans del teatro del tragedia, que esa noche bajó por última vez el telón y dijo a sus más cercanos “hasta siempre amigos, porque hasta esta banda tiene un final”.