Hay hartas cosas -buenas, malas y pésimas-, que me han tocado en estos años inserto en el mundo del Rock/Metal. Más de lo bueno, por suerte, pero pocas veces podría decir que me he topado con instancias excepcionales. Eso pasó el frío viernes 11 de Julio recién pasado. Quizás esté pecando con la exageración, pero ya he visto a estos muchachos más de una vez, quienes en su línea de tiempo han ido elevando su propia vara.
Llegamos a ver a Bauda con un lleno completo en la Sala Master, con un público que sabía a lo que iba. Una tenue luz roja daba la bienvenida a la pista del escenario que se mezclaba con los asientos cercanos. Tomamos un par de sillas y nos sentamos, fuera de la costumbre en este tipo de espectáculos.
Pasados diez minutos de la hora de citación, aparecieron entonces unos tipos con maquillaje facial, más algunas plumas que los adornaban de distintas maneras. Y no, no era corpsepaint ni un carnaval, eran las cuatro aves que integran Bauda. Cesar Marquez y sus muchachos nos habían prometido algo: Tocar el disco Oniirica (2009) por completo, material que vio la luz hace cinco años y que significaría el primer larga duración de Bauda, aunque sin contar con los músicos actuales (Juan Díaz en Bajo, Nicolás Recabarren en Batería y Edgardo Gonzalez en el Teclado), quienes se integraron desde el Euphoria (2012) en adelante.
Y lo prometido es deuda, partiendo con el suspenso sonoro de Insomna Pt. 1, una introducción lenta para entrar en la fase de ensoñación que este disco encarna. Un curioso detalle agregaría Marquez a la ejecución, quien tocó su guitarra con un pequeño ventilador de mano, el que integraba unos leds en las aspas, dando un bonito efecto visual -y sonoro- al girar. Hasta entonces seguía el ralenti, esta vez de la mano de Oniirica, tema en el que Andrés Riobó, invitado especial de Bauda para aquella noche, daría vida a los acordes desde la guitarra acústica. Bonita suma, permitiendo el complejo despliegue de efectos y emociones características de la banda. De alguna forma me imaginaba presenciando un concierto íntimo de Explosions in the Sky o God is an Astronaut. Den por hecho entonces quien debería ser la banda soporte en un caso hipotético.
Marquez se dio un tiempo para hablar y agradecer a los asistentes, dando un quiebre y sorpresa al iniciar los fuegos con Trastornos, canción que rompió el sueño de sus antecesores (sueño que más de un par de presentes se tomaron al pie de la letra). Trastornos fue un “levantamuertos” total, quizás el mejor tema de la velada, que contó con un destacado juego de luces, proyecciones, y la participación que ya se ha hecho menester para Bauda cuando lo amerita: el flautista Gerardo Alvarez, un tipo del cual Ian Anderson (Jethro Tull) estaría orgulloso. Y este tema no es fácil, pues son 14 minutos en los cuales mantuvieron cautivo al público de principio a fin, donde se manifestó uno de los aplausos generales más efusivos. A modo personal, agrego que este tema posee en un tramo de guitarra acústica/flauta traversa, elementos que me recuerdan mucho a Santiago de Chile de Silvio Rodríguez.
La vuelta a la calma estuvo de la mano de Purpura e Insomna Pt. 2, canciones con las que el primer ciclo de la jornada se daría por cerrado, dando un pequeño descanso para los asistentes. Era tiempo de abandonar el reino de Morfeo y entrar de lleno a los océanos.
Siendo las 22:15 aprox., volvió el cuarteto al escenario, esta vez con algo menos de maquillaje y los adornos que los acompañaron en la primera parte, pero con la misma intensidad. La poderosa Humanimals sonaría, acompañada de una triste proyección que nos mostró la brutalidad humana y la desesperación animal, entre tortugas, ballenas y delfines masacrados entre redes, o tiburones con cortes de cola y aletas.
De pronto Edgardo se hizo a un lado y dejó que Cesar, Nicolás y Juan tomaran las riendas para presentar un tema nuevo, sin nombre aún, dando pistas de lo que se vendrá en el disco nuevo. Este avance nos dejó tintes de Space Rock, Shoegaze y una participación más activa de la línea de bajo, la cual en Bauda suena bien fuerte. Seguiría The Great Escape, dejándome la sensación de que de pronto, Cesar podría acompañarse de más apoyo vocal para darle fuerza a las canciones, sobre todo a los coros. Por otro lado, creo que a diferencia de ocasiones anteriores, Marquez ha mejorado en parte su voz, aunque sin lograr el “pitch” más elevado que podemos encontrar en el Euphoria.
Sucedieron Oceanía y Silhouettes a nivel del mar, las que dieron paso a otro tema nuevo, contando con similares características que el primero que se escuchó, pero esta vez con todos los integrantes y una mayor rapidez, animando más a los presentes. ¿Se nota la mano de René Rutten (The Gathering)?… Absolutamente. Pero dejemos que el tiempo sea el encargado de mostrarnos el resto. Para finalizar sonó Ascension, otro punto alto de la noche, en el que Juan Diaz y Edgardo Gonzalez se sumarían a Nicolás en un notable trío en la batería, dando un cierre magnífico en el que los asistentes se pusieron de pie para vitorear y regalar un intenso aplauso que duro varios segundos.
Jornada redonda para estas soñadoras aves marinas. De lo mejor que he visto en cuanto a presentaciones nacionales: detallista, pensada, emocionante y bien ejecutada; con músicos profesionales que se toman en serio lo que hacen, que son capaces de hacerte ver la música y de escuchar lo que ves. Porque partieron desde un sueño; se sumergieron en el mar; salieron a flote con el gran salto de un cetáceo y contra todo lo que se podía creer, se pusieron a volar a ras de mar.
Ahora con lo nuevo que mostraron, hay un mito que doblegar: Como hombres-pájaro, es hora de tomar el sueño de Ícaro y elevarse hasta donde quieran llegar. Pero no olviden lo más importante, mirar siempre al horizonte y cuidarse de no quemar sus alas.
Gracias por esta tocata.
Setlist Bauda
- Insomna Pt. 1
- Oniirica
- Trastornos
- Purpura
- Insomna Pt. 2
Encore:
- Intro
- Humanimals
- Tema Nuevo
- The Great Escape
- Oceanía
- Silhouettes
- Tema Nuevo
- Ascension
Fotografías: Hassan Escaffi.