Sí, otra tocata progresiva en la capital. El sábado 13 de diciembre Crisálida, banda liderada por la bella Cinthia Santibáñez, presentó a su nuevo hijo, Raco, en la Sala Master de la radio Universidad de Chile, ubicada en Miguel Claro 509, Providencia. El calor, el ron y el rock ‘n’ roll marcaron la tónica de la noche y COLLAPSE estuvo presente para poder contarte ahora los entretelones del evento que demostró la madurez y el buen camino que tomó el quinteto durante el último par de años.
El sábado llegué a la Sala Master a las 19:45 Hrs. Cometí el error de no conversar previamente con la banda acerca de la visita de COLLAPSE, pero -debido a nuestro gigantesco prestigio (¿?)- la producción aperró de inmediato y la invitación apareció al cabo de un minuto, de la mano de Cinthia. La mala costumbre generalizada que tenemos en Chile de comenzar los eventos atrasados se hizo presente otra vez, pero la hora que tuvimos que esperar como público se vio al menos amenizada por un cóctel de brochetas de frutas, jugos y ron-cola powered by Ron Mitjans. Durante la espera me dediqué a averiguar cómo y por qué era que la gente estaba ahí, llevándome variadas respuestas: amigos de la banda, usuarios de foros chilenos de música, gente que escuchó a Crisálida en radio Futuro e incluso algunos, como dos rockeros con los que compartí un buen rato, ganaron entradas sin nunca antes haber oído de la banda (a caballo regalado…). Entonces noté que, al conocer y poseer el LP debut homónimo de Crisálida, sería minoría.
Creo que es la tocata con el público más variado a la que he asistido: desde niños de 8 o 10 años hasta adultos mayores, todos esperando disfrutar de una buena dosis de rock. Debió ser por la hora (o porque la banda invitó a todos sus familiares). Entre el público se podía ver a personas con poleras de Porcupine Tree, Misfits, la infaltable de Iron Maiden, Mar de Robles, otros con sudaderas de basquetbolista y en general, se podía encontrar casi de todo. De hecho, algunos pokemones no me habrían sorprendido, porque el toque flaite y el lais se hicieron presentes.
A las 9 P.M. abrieron las puertas de la sala y debo admitir que la previa se hizo tan amena que no entré hasta que escuché empezados los primeros acordes de Déficit Global, track que con una buena dosis de decibeles inaugura Raco. Por haber entrado atrasado me encontré con dos situaciones: primero, no habían asientos disponibles; segundo, el calor generado por las 150 personas que aproximadamente llenamos el recinto era como viajar en micro del Transantiago un día de diciembre a las 3pm. Sin importar los inconvenientes, pues mucha responsabilidad la banda no tenía, se hacía imperioso poner atención a la música que ya llevaba un rato sonando. Desde el comienzo se notaron aires nuevos. El encargado de producción con el que conversé antes del cóctel tuvo toda la razón: la entrada de Felipe Troncoso por Manuel Soto transformó el show y virtuosismo de los teclados en una danza que no podía ir a otro compás que el dictado por sus compañeros. Y aún no lo escuchaba solear…
No sé si será innato, pero Cinthia tiene aires a diva rockera. Yo creo que lo sabe, debe hacerlo, pues si no, no me explico cómo logra tal afinidad con el público. Claramente tiene ventajas ser mujer rockera, es cosa de ver sus pequeños bailes en los sectores instrumentales de los temas de Crisálida, en los que para ser hombre, moverse así y dar buena impresión habría que ser Robert Plant, Cedric Bixler-Zavala o alguien así de loco. Pero ella como mujer lo logra fácilmente, se ve atractiva y entre tanta testosterona ambiental, su femineidad reluce y se agradece. Esto lo pudimos notar tan pronto como empezó el segundo tema de la noche -y de Raco-, Índigo, un intenso y profundo corte con reminiscencias a Breathe de Pink Floyd y a la versión en vivo de La Ciudad de la Furia de Soda Stéreo -ésa junto a la vocalista de Aterciopelados-. Exquisito. Fue éste el instante preciso en que me sorprendí por el nivel que alcanzó Crisálida. Haber dejado atrás la pretensión de demostrar ser los más capaces musicalmente y remitirse, en cambio, a hacer buena música, es un paso que muchas (si es que no casi todas las) bandas chilenas jamás darán.
Luego vinieron más temas de la estrella de la noche, Raco. Esto fue por cerca de cuarenta minutos más. Durante el show, además del sofocante calor ya mencionado, pudimos experimentar un espectáculo visual bastante bueno, con proyecciones que acompañaron toda la presentación de la banda. ¿El contenido? Todo iba según las letras y/o los motivos de las canciones, como imágenes de guerra durante Déficit Global y fragmentos de la película Network (1976) en el instrumental Corporatocracy. El juego de luces y humo también favoreció el show, al mezclarse con la actuación de la banda en un escenario que está al mismo nivel que la primera fila del público. Como no había asientos y algunos nos sentamos en el piso, parecía como que podíamos estirar la mano y tocar a los músicos.
Como encore, Crisálida nos dedicó algunos temas antiguos. Al igual que los ingleses Shadow Gallery, nuestra banda criolla es fanática de la novela gráfica V For Vendetta, lo que pudimos apreciar en Sinfonía “V”, séptimo corte de su disco debut. Para concluir una noche redonda y acalorada, la banda nos regaló A Mi Tierra No Llegarás, a pesar de una falsamente sorprendida Cinthia por la inclusión de la canción en el setlist.
Aparte de la mala costumbre de los atrasos por parte de las bandas chilenas, hay otra muy buena y es la de interactuar con el público una vez terminado los eventos. Es una de las ventajas de seguir a bandas no muy famosas, si no pregúntenle a los fans el contacto que tuvieron con su adorada Madonna. Los cinco integrantes de Crisálida tuvieron la disposición de saludar y conversar con toda aquella persona que quisiera cruzar alguna palabra con ellos, además de ofrecer el nuevo disco en versión digipack por la módica suma de $5.000. Mucha gente se quedó, entre los que me incluyo: fue totalmente necesario felicitar a la banda por su evolución, por haber encontrado finalmente el camino, por su formación renovada -además del nuevo tecladista, Rodrigo Castro volvió al bajo tras una década- y por haber alcanzado la madurez que les permitió dejar de ser una eterna crisálida. Espero que sepan seguir el rumbo y lograr que el éxito perdure.
Para los que se lo perdieron: el 7 de enero tocarán en el House Rock, junto a Octopus.
Foto: Felipe Troncoso (Crisálida)
Sitio oficial: http://www.crisalida.cl/